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12/07/2022

Quiero navegar

Foto Ronald Fuenmayor

Ayer en la mañana llegamos del monte, allá vivimos con mis abuelitos por parte de mi papá, vivimos con las vacas y los ovejos, mi abuela Aurora tiene pavos reales y mi abuela Marina muchas matas que cuida todos los días. Cuando salimos de la casa nos dijeron que aquí en Mariché estaba inundado, en el camino venía pensando en todas las aventuras que podría tener aquí con la crecida del arroyo, pero la verdad es que no hay mucha agua, hay unos charquitos nada más. Esa mañana que llegamos un vecino dijo que el arroyo estaba desbordado y que el agua llegaría pronto, yo salté de alegría porque por fin vería una inundación, a cada rato salía al frente de la casa de mi abuela Linda para ver cómo llegaba la inundación pero no ha llegado.


Otra vez en la tarde pasó una vecina a decir que el agua estaba cerca, que a cuatro casas de la de mis abuelos ya se notaba el agua venir, allí todos salimos a mirar en el frente, los grandes se pusieron a comparar las marcas que colocaron en el suelo para medir el avance del agua y mi abuela dijo algo absurdo “el agua no ha subido, ojalá que se regrese de allí y que no nos inundemos”, a lo que yo inmediatamente le dije: “no mamá, ojalá nos inundemos, yo quiero navegar”. Pareciera que ella no sabe que si no sube el agua no voy a poder salir a navegar como lo hicieron mis tíos en la última inundación, ya ellos están grandes y no quieren hacerlo, pero yo he escuchado que cuando llega la creciente de los arroyos podemos salir sobre las tapas de los tanques a navegar. Mamá dice que después toca alzar todas las cosas de la casa, pero yo digo que eso lo pueden hacer los adultos. A ellos no les gusta el agua pero yo si quiero que llegue mucha agua.


En el fondo del patio de la casa de mis abuelos hay una mata de mango, a su alrededor está lleno de agua, pero eso no es una inundación es sólo un charco, en la tarde como no llegó la creciente del arroyo me paré sobre la tapa del tanque azul y me lancé al charco bajo la mata de mango, pero me regañaron y me dijeron que en dónde hay humedad también hay culebrillas, hongos y virus; me tocó salir de mala gana porque yo no veo donde están esos bichitos. Al vecinito le salió una culebrilla en el pie y lo llevaron al hospital ayer, pero a él lo están curando, creo que eso es feo porque la piel se le puso muy roja y dice que le pica mucho, él se fue llorando, yo no quiero que me salgan esas enfermedades, no me he metido más al agua bajo la mata de mango pero estoy esperando la inundación.


Anoche soñé que salía a navegar por las calles inundadas y que visité a mi abuelo Tai tai, después seguí sobre mi barco azul hasta llegar al arroyo, uff estaba full de agua, se veían los peces jugando a las escondidas con los pájaros que los buscaban y los sacaban para llevárselos a su nido. Al final del sueño me caí en el agua. Cuando desperté y ya estábamos en el desayuno los grandes hablaban de que las auyamas de la vecina se dañaron por el agua y que la yuca de mi abuelo se pudrió por la humedad, que los ovejos están flacos porque los zancudos no los dejan comer tranquilos y que las motos no pueden entrar porque el camino para la comunidad está lleno de agua, dijeron que si las cosas seguían así pronto nos quedaríamos sin comida, pero yo les dije que la inundación nos traería peces porque en la inundación pasada los vecinos dicen que colocaban las redes en la calle y allí conseguían pescar, pero creo que los grandes no me escucharon.


En el monte hay bastante siembra y allá no se inunda, podemos decirle a mi papá que nos traiga comida de allá, que traiga plátano, yuca, maíz, yuca, queso y suero, porque allá los animales siguen gordos. Nosotros trabajamos la siembra, yo salgo con él a manejar las máquinas, ya la siembra está grande y dando frutos. Creo que los grandes no entienden que después de esta inundación no van a suceder hasta que yo sea grande y ya no voy a poder salir a navegar, yo quiero hacerlo ahora.


Hoy me asomé y el agua estaba creciendo otra vez, ya había pasado las marcar que puso mi tío y yo subí a la tapa del tanque azul, agarré un palo para empujarme y así salí a navegar, pasé la esquina de la casa, los vecinos estaban sentados en su enramada y me saludaron con la mano, yo quise saludarlos pero tenía las manos ocupadas sosteniendo el remo con el que avanzaba y controlaba la dirección de mi nave, cómo si estuviera atravesando el mar pasé por la calle y llegué a avanzar por el frente de tres casas más, pero la tapa del tanque se rompió, estaba entrando el agua y yo no sabía qué hacer. Mi tío Ronald me llamó desde la casa y sólo bajé la cabeza y solté el remo, mi tío fue por mí y terminó con mi aventura.


Estoy acostado en el chinchorro con mi abuela, ella me está colocando unos pañitos de agua en la cabeza para bajar la fiebre, me siento cansado porque hace un rato me dio vómito, ahora tengo mucho frío. Los grandes dicen que puede ser un virus, que mañana me llevarán al hospital, no sé, si cuando yo me vaya la inundación llegue pero ya no la quiero esperar. Mi tío me dijo que cuando me curen él me va a llevar a la playa y vamos a jugar a ser navegantes en alta mar, porque hacerlo en los charcos del frente de la casa nos trae enfermedades. Está lloviendo fuerte allá fuera pero a mí me está ganando el sueño y ahora sólo quiero descansar.

1 comentario:

  1. Me hace muy familiar ese relato eres el capitán de la nave azul excelente

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