#LaGuajiraestuCasa sigue los pasos de indígenas
wayuu que han migrado a los EE.UU, y esta es la historia de Yanteli, un padre
de familia en su paso por la selva de Darién en búsqueda del “sueño americano”
Redacción: Leonel
López
El mundo ha sido testigo en el último lustro de
la mayor movilización humana vista a lo largo de la historia moderna desde la
segunda guerra mundial, desde el año 2018, según indica la plataforma de del
Grupo Interagencial de Flujos Migratorios Mixtos (Gifmm), más de 7 millones 130
mil venezolanos emprendieron un éxodo masivo cuyos destinos han sido principalmente
países como Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Brasil, Argentina, Panamá, Trinidad
y Tobago, República Dominicana y México.
De igual manera, indica el Gifmm que la mayoría
de los migrantes venezolanos, es decir 6 millones 36 mil se mantuvo en América
Latina y el Caribe, mientras que un poco más de un millón de ciudadanos de ese país
decidió continuar su recorrido hacia destinos más alejados, y aunque no lo
menciona la plataforma, sin embargo, Eduardo Stein, representante en conjunto
de ACNUR y la Organización Internacional para la Migraciones (OIM) indicó a
principios de este año que durante el 2022 se observó un gran “flujo de venezolanos
quienes se arriesgaron por pasos tan peligrosísimos como el Tapón de Darién
para tratar de ir al norte, hacia los Estados Unidos”.
El impacto ocasionado por la pandemia del COVID-19
en las economías de países de América Latina, que derivó en el cierre de 2,7 millones
de empresas, y la pérdida de unos 32 millones de puestos de trabajo, según un
estudio publicado por la Corporación Andina de Fomento (CAF) sería el principal
catalizador que impulsó esa nueva oleada migratoria de venezolanos hacia los
Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades de vida. Según Naciones
Unidas, en base a reportes del gobierno de Panamá, unas 250 mil personas
cruzaron la peligrosa ruta del Darién de manera irregular durante el año 2022,
de los cuales 150 mil 327 fueron identificados como venezolanos, una totalidad
que bien puede compararse a los reportes del 2021 cuando la cifra era inferior y
por esa selva se contabilizó el paso de 133 mil personas, sobre todo de
ecuatorianos, haitianos y cubanos.
Los wayuu se van al norte
Precisamente ante esa realidad, de la falta de
empleos, hambre en las comunidades y de una mejor calidad de vida, no escapa el pueblo indígena wayuu, mujeres
y hombres del grupo originario procedentes de Venezuela han hecho parte de ese
peregrinar que sigue avanzando más allá de Colombia, hacia países como los
Estados Unidos.
Yantelis Doria, un joven wayuu perteneciente al
clan ipuana, es uno de los protagonistas de esta historia, ante la difícil
situación económica de Venezuela, decidió salir desde Maracaibo en diciembre
del año 2020, “el gran costo de la vida me impulsó a salir, el dinero ya no me
alcanzaba y no lograba cubrir gastos, además de la delincuencia desatada, fui
víctima de robo de una moto con la cual trabajaba, y entonces en acuerdo con mi
esposa, salí a buscar nuevas
oportunidades de vida y así llegué a la ciudad de Barranquilla”.
Logró cursar estudios en derecho en la
Universidad Bolivariana de Venezuela, pero solo pudo llegar al 7 semestre, cuenta
que en Barranquilla trabajó en el ramo de la construcción, y luego “mototaxiando”
durante los 8 meses que estuvo en el departamento del Atlántico, “con ese
trabajo logré bandearme durante ese tiempo y le enviaba dinero a mi esposa y
mis dos hijas, pero igual no me alcanzaba, luego tomé la decisión de regresarme
a la ciudad de Maicao, donde me reuní de nuevo con mi familia y nos fuimos a
vivir a un asentamiento de migrantes venezolanos llamada Alma Venezolana”.
Recuerda Doria que su situación allí junto a su
familia fue difícil pues vivieron en un rancho hecho de bolsas plásticas, “la
situación económica en Maicao era difícil, como pudimos, logramos inscribir a
las niñas en un colegio y empecé a ejercer un liderazgo en ese asentamiento y
fue así como conocí a un migrante venezolano que me contó se iba para los
Estados Unidos, una idea que comenzó a darme vueltas en la cabeza y comencé a
hablarlo con mi esposa”.
El 15 de marzo de 2022, tomada la decisión de irse
a Norteamérica, Yanteli sale desde Colombia a hacia los Estados Unidos por la
ruta de Darién, compró un pasaje de Maicao a Montería, luego otro de Montería a
Necoclí, Departamento de Antioquia, para de allí finalmente tomar una lancha
que lo llevaría por vía marítima en un
recorrido de 41 millas al municipio de Capurganá, Departamento del Chocó,
frontera con Panamá, considerada la
puerta de entrada del Tapón de Darién.
“Cuando decido viajar, lo hice enfrentando la peligrosa
ruta de la selva del Darién, no tenía información ni conocimiento de cómo sería
el paso, todavía para ese mes no había mucha información como era ese lugar,
iba estricto de dinero y una joven que iba con su hija me ofreció ayudarme con
los gastos si la ayudaba a cargar a su hija y bolsos, lo cual me pareció bien y
acepté”.
Lluvia,
montañas y serpientes
“Llegamos a Capurganá el 20 de marzo al
mediodía, allí nos informaron que una caravana había salido a las 8 de la
mañana, y el siguiente grupo saldría la semana siguiente, no podíamos esperar
pues implicaba un gasto estar allí esperando, una muchacha nos ofreció
ayudarnos a alcanzar a ese grupo si le pagábamos 150 dólares, como iba corto de
dinero, la muchacha pagó ese dinero según lo acordado, salimos a las 2 de la
tarde de ese día y luego de una larga caminata por montañas, alcanzamos la
caravana al siguiente día a las 2 de la mañana en algún lugar de la selva donde
habían acampado”.
Recuenta además que decididos a descansar, solo
durmieron algunas horas pues comenzó a llover a y no estaba preparado para
protegerse, solo logró cubrirse con dos bolsas de basura las cuales recordó
llevaba en su morral, no pudo dormir bien e igual debía estar pendiente pues
corrían peligro por la presencia de serpientes. “Ya en la mañana nos estábamos
preparando para salir con ese grupo, el guía de la caravana nos llevaría al
pueblo más cercano y nos recomendó usar otra ruta pues por la vía tradicional
estaban matando, atracando y violando a las mujeres, y entre nosotros iba un
número significativo de mujeres y niñas, el otro camino era más largo,
implicaba bordear una montaña”.
Hambre,
deslaves y abandonados a su suerte
“Empezamos a caminar ese día desde las 7 de la
mañana y bordeando esa montaña, nos adentramos en la selva, el guía siguió con
nosotros en los siguientes 5 días, íbamos bien de comida pero después del
quinto día comenzó a escasear el alimento, los grupos estaban agotados y
hostigados sin provisión, y fue a partir de ese momento que el guía nos sale
con que ya no puede seguir con nosotros porque a él también se le había
terminado la comida, pero igual el primer campamento de la onu donde nos iban a
recibir estaba cerca”.
Según relata el wayuu, eran varios grupos en
esa caravana y el suyo estaba constituido por 25 personas, 4 hombres y las
demás eras mujeres y niñas, en ese punto de la selva, el guía les entrega la
bitácora, debían seguir por un camino río abajo, y al cabo de un día o dos
encontrarían un campamento humanitario de las Naciones Unidas. “Al día
siguiente en la mañana habíamos acampado en la orilla de un río, yo me había
despertado temprano, casi no dormía, recuerdo que estaba lloviendo en montaña
arriba, de pronto me di cuenta que el agua comenzó a cambiar de color, se tornó
turbia, comencé a despertar a los grupos rápido y alertarlos de un posible
deslave, y precisamente se empezó a desbordar el río, traía palos, árboles
piedra de todo, como pude agarré a la niña y tomé a la muchacha por el brazo, y
comenzamos a correr hacia lo alto de la montaña, el agua se llevó todas
nuestras pertenencias y quedamos atrapados en un punto donde no podíamos
avanzar ni retroceder, quedamos en una suerte de embudo por donde el agua
corría, permanecimos allí por espacio de 2 días sin poder movernos y sólo se
nos ocurrió orar”.
Cuando bajaron las aguas, el grupo inició
nuevamente el recorrido, ellos pensaban que el campamento estaba cerca, les
tocó atravesar un río con unas cuerdas que consiguieron por el camino, atados
con ellas cruzaron las fuertes corrientes de un caudal a mujeres y niños, era
el séptimo día en la selva, ya habían transcurrido dos que no ingerían alimentos,
“cuando logramos cruzar, seguimos avanzando, siempre cerca del río, pasa el día
octavo, el noveno, el día décimo y nada que llegábamos, nos dimos cuenta que
aún estábamos lejos del campamento, estábamos muy deshidratados, usábamos un
suero que nos colocábamos debajo de la lengua, no habíamos comido nada y los
niños lloraban de hambre, de pronto nos conseguimos una mata de guineo, y encontramos
un racimo, lo cocinamos con una olla que nos conseguimos, comimos y eso nos
rehabilitó las fuerzas”.
12
días en la selva y la luz al final del camino
Luego del día décimo, recuerda que ya el grupo
estaba tenso y muy debilitado, con calambres, pero igual siguieron su recorrido
hasta que llegaron a un platanal, allí deciden acampar, “arrancamos plátano,
cocinamos y comimos, al día siguiente en la mañana escuchamos el sonido de un
motor de lancha, nos acercamos y eran embarcaciones que llevaban cargamentos de
plátano, le preguntamos por el campamento de la onu y nos dijeron que estábamos
a un día de camino de un pueblo y nos indicaron la ruta a seguir, y pues más
esperanzados y con más optimismo, iniciamos de nuevo el recorrido”.
Sin embargo, no fue sino hasta el día siguiente
a las 11 de la mañana, luego de atravesar por lugares pantanosos, saltar
enormes piedras, y sortear toda clase de peligro, dormir una noche más en medio
de la oscuridad selvática que llegaron a una aldea llamada “Bajo Chiquito”. “Fue
entonces que el día 12 llegamos allí, con los pies reventados, las mujeres
irritadas entre las piernas, yo tenía los pies hinchados, ya en el pueblo nos
recibieron, la policía nos reseñó, y nos llevaron a una cancha donde podíamos
descansar, compramos comida y pudimos comer, y luego al siguiente día, pagando
la suma de 25 dólares, nos llevaron en unas pequeñas piraguas al campamento de
la Onu que estaba a 4 horas de allí”.
Rumores
de México, represiones y más cerca del
destino
Ya en el campamento de la ONU, refiere que fueron recopilados sus datos, se les brindó atención médica, alimentación, y permanecieron varios días allí hasta que se les informó de unos autobuses habilitados que los llevarían a la frontera con Costa Rica. “A partir de allí, y luego de recorrer países como Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, Honduras, de cola en cola o en autobuses, finalmente llegamos a México, a un pueblo llamado Tapachula, ya habíamos escuchado rumores sobre México, que allí secuestraban, robaban, asesinaban, que los policías matraquean o alguien nos podía entregar a los carteles, es decir, toda una guerra informativa que nos llenaron la cabeza de cosas, entonces íbamos traumatizados, con miedo, pero ya en México y luego de participar en una marcha por el derecho de los migrantes de cruzar ese país hacia los Estados Unidos, y que al final fue reprimida por le gobierno mexicano, tras la medición de organizaciones humanitarias, al fin nos otorgaron un permiso para llevarnos de allí hasta Veracruz en unos autobuses rentados por migración de México”.
Tras
el sueño americano
Ya en Estados Unidos, y luego de reportarse
ante las autoridades migratorias de ese país, informó que su destino sería
Orlando, estado de Florida, en su teléfono fue instalado un sistema gps, parte
del protocolo migratorio, para rastrear sus movimientos. “No sé por qué pero
desde niño siempre quise conocer Disney World y fue por eso que decidí venirme
a Orlando, ya aquí encontré un empleo y comencé a trabajar, sentí la
satisfacción de haber llegado a la meta, y a lo que vine que es ayudar a mi familia,
a mi esposa y a mis hijas, aquí nunca me he sentido discriminado ni objeto de
xenofobia, al contrario, siento que EE.UU es un país muy variado en su cultura
Se queda uno pensando ... Vale la pena la travesía?
ResponderEliminarSi lo vale, aqui estoy gracias a Dios con mi trabajo unos meses ya mi familia está conmigo también
ResponderEliminarQuisiera irme soy venezolana, pero me da miedo cruzar el dairen ya mi esposo está allá ..
ResponderEliminarsi quieres nos vamos yo voy en noviembre soy venezolano estoy aq en maicao soy paisano
EliminarTaner q Dios.me lo bendiga mano
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