Corazón Venezolano

Por Greyci Pana González, Wayuu Ja’yaliyuu

Red Comunicaciones Pütchimaajana

 

"Mi corazón es venezolano, aunque nací en Colombia" Yuleima Borjas.

Yuleima Josefa Borjas Cera, nació el 8 de noviembre de 1971. Una víctima de la violencia desatada en el marco del conflicto armado colombiano, ella cuenta los aterradores momentos que le tocó vivir en su adolescencia. Ella fue cuidada y criada por sus abuelos en el municipio de Manatí en el departamento del Atlántico, Colombia. A la edad de 14 años la guerrilla amenaza a sus abuelos de muerte o secuestro por las tierras donde habitaban y no les quedó otra opción que huir.

 

Recordando un poco la violencia armada en Colombia en el  año 1980 con miles de desplazamientos forzosos a familias inocentes y afectadas que no sabían cual rumbo les esperaría, Yuleima se sienta en el patio de su casa con una taza de café en la mano y empieza a relatar su historia.

 

Relata que su vida antes del conflicto solía ser una vida normal. Como la vida de cualquier niño, se dedicaba a jugar, estudiar, salir con amigos y disfrutar en familia, hasta que su municipio fue atacado por los grupos armados; junto a sus abuelos y sus tres hermanas partieron hacia el municipio de Riohacha en La Guajira.

 

“No podíamos salir en horas de comida, algunos de los pertenecientes a esos grupos armado salían en busca de los alimentos a esas horas, al que encontraban en la calle, lo amenazaban de muerte e incluso lo secuestraban para después pedir a sus familiares comida o animales para consumir a cambio de su vida. La edad promedio para secuestrar en ese entonces era de niños entre 8 y 15 años” Expresa Borjas.

 

Estando ya en Riohacha alejados un poco de la realidad que le tocaba vivir, sus padres quienes por razones de trabajo vivían en Barranquilla Atlántico, Colombia. Deciden hacerse cargo de Yuleima y sus otras dos hermanas. Para buscar sanar esos traumas y visionando un futuro con mejores oportunidades, deciden partir hacia Venezuela.

 

Al parecer el cambio de país era la tranquilidad y la paz que siempre habían querido. Pero eso no demoró mucho, los primeros meses todo marchaba normal, pero ya después todos eran señalados y juzgados por su nacionalidad colombiana. Fue así que como estaban indocumentados su padre era atacado y maltratado por la guardia venezolana.

 

Sus padres para evitar que de cierta forma Yuleima y sus dos hermanas también fueran juzgadas, deciden sacar los papeles venezolanos, adaptándolos a esa nueva vida, ya después todo empezó a marchar de la mejor manera. En esos momentos llenos de dificultades, Venezuela les regaló muchas razones para ser felices y les dio la oportunidad de vivir una vida sana y justa.

 

Tiempo después Yuleima toma la decisión de conformar un hogar, donde nacieron 3 niñas. Pero cuando la situación económica del país decae decide dejar a sus hijas en Venezuela y regresar a Colombia, esta vez se radicaría en Maicao, La Guajira, Colombia.

 

Desarrollando su vida actual en Maicao, pero su Corazón aún en Venezuela. Con el pasar de los años, en medio de su proceso de retorno a su país de origen, Borja logra fundar un espacio de refuerzo educativo para niños en el asentamiento La Torre de Maicao La Guajira, gracias a su constante inquietud por el bienestar de los demás. Al paso del tiempo ella logra ir trayendo a sus hijas una por una de Venezuela. Dos de ellas se casaron y una de ellas quiere seguir sus estudios universitarios, situación que se torna complicada porque a su hija menor le toca validar el bachillerato de nuevo para poder ingresar a la Universidad, proceso que ya está empezando.

 

Yuleima en medio del retorno a su país de origen sólo busca superar poco a poco todo lo que a lo largo de sus 50 años le ha tocado a travesar. En la actualidad se considera una migrante desplazada y radicada en Maicao-La Guajira. La visión que tiene Yuleima es crear un espacio y obtener un salón para dictar sus clases para niños venezolanos, también poder apoyarlos emocional como educativamente.