Por Luis Fuenmayor, Wayuu Epieyuu
Red de comunicaciones Pütchimaajana
Esta zona de La Guajira es muy particular,
aquí están los nietos de los dueños ancestrales de esta pampa, antiguamente
pasteadero de nuestros abuelos wayuu. Lugar de encuentros con otros
pueblos y civilizaciones originarias de estas tierras libres. Territorio
sagrado para los wayuu que fue poblado a partir de hace aproximadamente 150 años cuando se
establecieron los primeros asentamientos que huían a las sequías y guerras de
la Zona Norte de La Guajira.
Aquí viven los nietos de abuelos Cimarrones, los negros libres que no se intimidan y mucho menos se acomplejan por nada.
Esos que también son mis abuelos viven acá, en esta tierra que sienten tan propia como
cualquier wayuu. Algunos venden ropa en el mercado, otros te los consigues
ofreciendo pescado y muchos otros en oficinas dirigiendo emprendimientos para
la región, una manifestación permanente de la valentía.
Convivimos con los hermanos de oriente,
mercaderes y ejemplos de superación, actualmente un referente cultural para
este pueblo grande. Con una comunidad libanesa que resiste culturalmente en
este territorio, ayer me encontré a una amiga vistiendo su hiyab, siempre
amable, sonriente y servicial. Recuerdo que en casa, allá en Paraguaipoa,
siempre hablaban de los turcos cuando a Maicao venían. Definitivamente hoy son
referencia por su comercio y el centro de oración que construyeron en la tierra
del maíz, la mezquita más grande en Latinoamérica.
Aquí solemos encontrarnos a los hermanos
Senú quienes llevan décadas viviendo en este centro de oportunidades. Con el
acento costeño marcado, sus sombreros volte’aos y esa alegría que los
caracteriza, han impregnado estas tierras con su folklore.
Centro de oportunidad para quienes llegan a
este pueblo, oportunidades que han sabido aprovechar los cachacos que tienen
una tiendita en cada esquina, esos que nos enseñaron a decir parce, miguitiar
las cosas, trabajar, trabajar y trabajar. Su cultura equina recorre las calles
de Maicao en las tardes y noches de festivales.
A este portón que conduce al resto
Latinoamérica han llegado miles de hermanos venezolanos, algunos se quedan con
la esperanza de retornar a su país cuando las cosas mejoren, también por la
facilidad para ir a visitar a la familia cuando es posible el paso.
Es este pueblito, la tierra del abuelo de
las barbas de maíz, una tierra que ha visto la opulencia y el abandono, ha
tenido tanto y aprendido a vivir con tan poco. Ha vivido las mejores bonanzas,
ha sobrevivido a las guerras y aquí sigue firme, creciendo, floreciendo, dando
frutos.
Maiko’u tiene dos historias, una que cuenta
sobre una "fundación" la versión oficial y otra que habla de procesos
de poblamiento orgánico y dinámico. Según la primera versión, este pueblo nació el 29 de
junio de 1927, fundado por el Coronel Rodolfo Morales y Tomás Cúrvelo Iguarán, quienes
pertenecían al personal destacado allí por el Resguardo de Rentas del
Magdalena.
Por su parte historiadores como Manuel
Palacio Tiller y Weildler Guerra sostienen la versión de que Maiko’u fue el
lugar de residencia de familias wayuu desde siglos antes, familias que para
resguardarse en el período colonial se retiraron a las cercanías de la serranía
de La Maicuira, la novela “Los Dolores de Una Raza” del escritor wayuu Antonio
Joaquín López Epieyuu, relata el proceso de transhumancia como una costumbre
wayuu hacia estas regiones donde ya vivían familiares o aliados.
Maicao lo podría describir como un bonito
desorden que te extiende la mano; es como la sonrisa sincera de ese mendigo al que
se le desgranaron los dientes, pero nos saluda con mucho
entusiasmo cuando lo topamos. Aquí se encuentran la esperanza y la resiliencia para danzar juntas al son de las realidades. Hoy es el vividero de migrantes, retornados, población de acogida y el paso transitorio de los migrantes pendulares.
#MaicaoIntercultural
Excelente blogs, felicitaciones a quienes lo escribieron...
ResponderEliminarExcelente. Gracias por compartir
ResponderEliminarMuy bien!
ResponderEliminarExcelente, este blog nos ayudará a preservar y a conocer el origen de los usos y principios relacionados con la cultura y territorio, muy bien por informar
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