Educación, Virtualidad y Pandemia en La Guajira

Foto:  Spark Post

Por, Gretty Ramírez Boscán - La Potto

Wayuu Epinayuu

Trabajadora Social

La educación es un derecho fundamental de todos los seres humanos, sin embargo, el 2020 nos ha impuesto una nueva normalidad.  Hoy vemos a niños y niñas sentados en frente de sus computadores, tabletas y celulares recibiendo sus clases, lo cual me ha generado ciertas dudas, puesto que mi generación creció y se educó antes de la existencia  de esta nueva forma de aprender, la cual me parece excluyente e impersonal.  ¿Cómo es que ahora la juventud y niñez van a sentarse toda una mañana en frente de una kachuerra* de éstas, o aparato como se le llama en castellano, para estudiar?.  

Con éste y otro tanto de interrogantes,  decidí usar mi Facebook para preguntar abiertamente sobre la virtualidad y la educación para conocer de primera mano,  la experiencia de padres de familia, docentes y por supuesto estudiantes del sector privado, del sector público y rural, para que opinaran respecto al tema.

Escribí en mi estado lo siguiente:

“Me causa infinita curiosidad eso de la educación virtual. Por favor compartan sus experiencias como 

#Docentes

#Estudiantes 

#PadresdeFamilia

Y éstas fueron las respuestas más relevantes:

·      Hatti Ibañez ( Estudiante, Sector Público) Te cuento mi experiencia: al principio me costó mucho adaptarme al cambio tan drástico. Los exámenes son muy largos, los trabajos, los videos. Pero algunos conocidos y familiares que viven en zonas rurales (Rancherías) donde no tienen conexión con el mundo, no tienen señal de celular, por lo que es muy difícil comunicarse con ellos.  Un ejemplo que puedo darte es que una profesora nos pidió conectarnos por Zoom y solo asistimos 5 personas. Honestamente no me gustan mucho las clases virtuales porque no todos tienen las mismas oportunidades que tengo yo.

·      Sandra González (Madre de Familia, Sector Público. Sandra es la madre del joven Hatti Ibañez) A mis hijos les mandan los talleres por correo o whatssapp, pocas veces me piden ayuda para alistar los aparatos y al final al curso de Hatti solo entran 3 o 4.

·      Yaneth Palacio (Docente, Sector Publico) Los docentes hacemos el mayor de los esfuerzos y tratamos de adaptarnos a estos cambios. Dos cosas no ayudan mucho. 1. La falta de virtualidad en muchos hogares – 2. La falta de oportunidad en las familias que tienen por ejemplo un solo celular inteligente y un computador para 3 o 4 hijos, muchas veces es solo el celular o incluso nada.

·      Andrea Boscan (Docente del Sector Privado) Realmente ,en estos tiempos tan duros y donde todos manejamos cierto estrés, es una gran debilidad no poder contar con los padres de familia ya que están trabajando en sus ocupaciones cotidianas, pero admiro mucho el amor y el empeño que ponen mis niños y sus papitos le ponen al momento de realizar las actividades académicas y no es por nada, pero los padres de familia, aunque no cuenten con la cantidad de tiempo se les ve el acompañamiento que les hacen a mis muchachos.

·      Nelson Iguaran (Padre de Familia del Sector Privado) con los niños chiquitos es un despelote total, aparte que le dejan una cantidad de trabajos virtuales, ellos no lo asimilan y creen que es solo un juego, al principio como que prestan atención pero solo les dura 5 minutos y comienzan a pararse de la silla, a saltar y jugar, con ellos es muy  complicado ese proceso.

·      Luis Boscan (Estudiante Universitario) Al principio fue duro acostumbrarme al entorno virtual educativo, pero cuando se tiene el interés debemos esforzarnos, era un tema que al principio cuando se hicieron las primeras pruebas piloto, se veía de una manera lejana de aprender. Pero si se pueden lograr de manera virtual la profesionalización, diplomados o maestrías, entre otros, también podemos estudiar. Entonces la educación virtual es una muy buena alternativa ahora en tiempos de pandemia. #NoParesDeEducarte

Desafortunadamente no pude conseguir testimonios de alguien del sector rural, lo que me hace pensar en la escasa o posiblemente inexistente conectividad de nuestras zonas rurales y a eso sumemos la mala señal que ofrecen, por no decir el pésimo servicio, de casi todas las empresas que dicen conectar a la gente con un celular.

Casualmente mientras escribo, estoy llevando a cabo dos talleres virtuales que son importantes para mí quehacer como trabajadora social, uno es Disciplina Positiva y el otro es Violencia Sexual. Para la admisión a estos programas, los correos de aprobación de mis solicitudes pedían, entre otros requisitos, un computador con acceso a wifi.  Debo advertir que dependo de mi deficiente señal de celular para tener acceso a internet. En todo caso, a paso de mala conexión virtual, de a poco y con paciencia, sigo formándome en línea, aunque no tengo compañeros para ir a tomar una pausa o hacer "recreo".

La virtualidad es una herramienta que tiene ventajas y desventajas. Entre las cosas buenas quiero resaltar que se puede hacer desde donde la persona se encuentre, de otro lado me parece un poco excluyente debido a que no en todos los hogares se cuenta con un computador o cualquier otro aparato con la conexión a internet para acceder a las clases, lo cual provoca deserción escolar.  

Por otra parte y como lo compruebo en este improvisado ejercicio, las personas en las zonas rurales en el departamento de La Guajira, especialmente la población indígena, no cuenta con esos privilegios de conexión para continuar con la educación en tiempos de pandemia, a lo que habrá que buscar una solución desde las instancias a las que les compete garantizar el derecho a la educación.

* kachuerra:   Palabra en Wayuuniki, la lengua del pueblo Wayuu que se utiliza para describir cualquier aparato como televisor, radio, cámara, celular, computador, entre otras.  

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