Por: DIEGO GUERRERO
[Riohacha, 29 de enero de 2008] La obra de Alis Bonilla 'Póngale la firma' denuncia los manejos irregulares electorales en
Como obra de arte es bastante insólita. Como denuncia lo es aún más: se trata de decenas de fotocopias de estos documentos de personas del pueblo Wayúu pegadas en
El asunto no tendría mucho de raro si no fuera porque, según esos documentos, todos los cedulados nacieron un 31 de diciembre.
Pero eso no es todo. "Muchas cédulas tienen nombres como Goodyear, Chichone o Payaso. Y todas dicen 'manifiesta no saber firmar', aunque ellos sí saben. Es un atropello", cuenta Alis Bonilla, artista de 21 años, que presenta este trabajo bajo el nombre Póngale la firma, en el Salón Regional de Artistas del Caribe, que organiza el Ministerio de Cultura.
Eduardo Hernández, de la curaduría Mal de Ojo, que avala la obra, explicó así el sentido de este trabajo: "Que pongan a alguien Palo Verde o Goodyear es una vergüenza y una agresión contra la identidad, y más que los lleven a ser mayores de edad para usufructuar su potencial electoral. La obra está en el Salón porque creo que el arte contemporáneo se mete con la comunidad. No se trata de que un grupo lo entienda sino que el arte es para todos".
Semejante historia macondiana empezó a darse a conocer porque Estercilia Simanca, una abogada Wayúu, de 35 años, escribió el relato en su blog (www.manifiestanosaberfirmar.blogspot.com).
Allí narra cómo los políticos de la zona, por décadas, han llegado en época de elecciones en sus camionetas "con aire acondicionado", con la promesa de un puente o una escuela, para llevarse a cedular a los Wayúu.
Alis, el artista, cuenta cómo se fue introduciendo en el problema: "Me fui para la comunidad y me dijeron que muchos políticos los llevaban a
“Sí saben firmar”
Como no pronunciaban bien el español, les cambiaban los nombres. "Me contaron también que solo les miraban el aspecto sin preguntar si sabían escribir o no y el funcionario escribía: 'manifiesta no saber firmar', en la parte donde va la firma".
En
"Nunca me dijeron cuál decreto era", sostiene la artista.
Sin embargo, Sorina Ayala, funcionaria de la entidad, asegura Así, la joven propuso a los Wayúu una acción artística con la que participa en la curaduría Mal de Ojo, del Salón.
"Nos reunimos en
Cerca de 30 personas habían sacado fotocopias ampliadas de la cédula y salimos a pegarlas en la fachada de la registraduría", recuerda y agrega que muchos le dijeron que sí sabían escribir y firmar.
El registro de esa acción es lo que se ve en la casa de
"Ellos me decían -dice Alis- que no les entregaban la cédula enseguida sino en elecciones.
Entonces, los políticos del momento los llevaban para dárselas y, luego de votar, a algunos les retenían la cédula. Para mí es una crítica que denuncia, porque ellos están siendo atropellados.
Estercilia, que ahora vive en Maicao, cuenta que en la década de los 80 era algo que pasaba a menudo y que, aunque ya no es tan común, en las recientes elecciones de octubre sucedió y por eso ella lo cuenta en su texto.
Tomado de:
http://www.eltiempo.com/cultura/2008-01-30/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3937697.html
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