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3/08/2023

Lideresas migrantes de La Guajira, mujeres de temple inquebrantable

 

En el día internacional de la mujer, #LaGuajiraesTuCasa visibiliza el rostro de varias féminas de gran tenacidad al frente de varios asentamientos en Maicao, migraron desde Venezuela para ser el soporte de cientos de familias venezolanas asentadas en territorio colombiano.


Sobre sus hombros pesa una enorme carga, asumieron desafíos para los cuales el hombre no tiene el soporte y la paciencia de unos ovarios bien puestos, atender la casa, los niños, a un esposo que demanda calidad de tiempo desde que se levanta el sol, para luego obligar los minutos multiplicarse en horas porque también se deben atender los requerimientos de una comunidad plagada de problemáticas, hay necesidades a las cuales se deben dar respuesta, jornadas de salud, gestión de servicios básicos como acceso a agua potable, ayudas humanitarias, articulación con instituciones gubernamentales y oenegés, resolución de conflictos, activación de rutas de VBG, atención al adulto mayor, y así las tareas por resolver podría llenar varias páginas en la agenda de cada lideresa que comandan algún asentamiento de migrantes venezolanos en el Departamento de La Guajira.


No debe resultar extraño que la mayoría de las comunidades son representadas por mujeres, pues no cualquiera tiene el tesón para lidiar con tantos problemas multiplicados en 50, 60, 100 y hasta 200 familias que regularmente conforman un asentamiento, ellas salieron un día de Venezuela huyendo de los problemas y dificultades, pero el destino les deparaba seguir librando la misma batalla pero ya en una patria extranjera, han entendido la necesidad de un liderazgo para animar corazones desesperanzados, han aprendido en medio de las dificultades la importancia de la resiliencia, se empoderan con elegancia, sutileza, carácter y un retoque de maquillaje, desde la madrugada y hasta la puesta del sol, están dando el todo por el todo dentro de los asentamientos.


El proyecto #LaGuajiraesTuCasa, Unicef, Putchimaajana y Fuerza de Mujeres Wayuu rinde homenaje a mujeres lideresas y cabezas de hogar de varias comunidades venezolanas ubicadas al margen derecho en la vía que de Maicao conduce a Carraipia, bordeando al conocido barrio Monte Bello, se puede ver desde la carretera pequeñas casitas hechas con material reciclable, cercanas unas de otra, en pocos años se han conformado “Painwashi”, “Impacto de Dios”, “Patria Venezolana”, “Fuente de agua viva”, “Alma venezolana”, “Sembrando esperanza”, “Joutaimana”, “Brisas del Parrantial”, entre otras, las siguientes son algunas expresiones elevadas por algunas de ellas sobre sus luchas y sufrimientos, a propósito del día internacional de la mujer.


Lismari Machado, joven wayuu fotógrafa y migrante también, ha sido la encargada de retratar el alma de estas valerosas mujeres.

 


“Soy padre y madre para mis hijos”

Mercedes María González, wayuu del clan Epinayuu

Lideresa del Asentamiento “Patria Venezolana”

“Soy wayuu venezolana, antes de migrar vivía en el barrio “Etnia Guajira” de Maracaibo, estado Zulia, aquí en Maicao llevo 8 años viviendo, cuando llegué a esta ciudad, vivía en el centro en una alquilada, luego con el tiempo, ubiqué un lote en estos terrenos y me mudé con mis hijos, incluso antes que se conformara el asentamiento, recién me eligieron como líder al frente de 45 familias, unas 80 personas, y puedo mencionar que tenemos muchas necesidades, no tenemos agua, no contamos con servicio de electricidad, allí habitamos tanto wayuu como alijunas, la mayoría somos venezolanos, dedicados a la economía informal, los que venden fritos, mujeres wayuu que tejen sus mochilas y una parte está dedicada a labores de reciclaje.


No es un trabajo fácil porque debo atender a mis 6 hijos cuando van al colegio, y luego atender las necesidades de la comunidad, sin embargo, mi comunidad no me deja el trabajo sola, ellos me ayudan con las tareas, soy madre y padre para mis hijos, su papá me abandonó para irse con otra mujer, y pues ha tocado muy duro, extraño mi país y quisiera volver algún día cuando la situación allá mejore”.

“Liderar y ayudar mi asentamiento me hace sentir satisfecha”

Ana Paredes, wayuu colombiana retornada, lideresa de comunidad Brisas del Parrantial

“Viví en Maracaibo por 18 años, pero debido a la situación en Venezuela retorné a la ciudad en el año 2015 cuando recién empezaba la crisis, nos vinimos por las trochas, recuerdo que vi muchas cosas horribles, maltratos, atracos, violaciones, y una vez aquí empecé de cero, poco a poco trabajando, fui adquiriendo las cositas porque finalmente me traje a mi mamá, pero aquí duró conmigo 3 meses porque presentó un diagnóstico de fractura de cadera, y finalmente falleció hace cuatro año y la sepulté en la ranchería de mi familia según nuestros usos y costumbres.


Antes de liderar “Brisas del Parratial”, donde ya llevo un año al frente, lideré “Patria Venezolana”, en ambas comunidades hay migrantes venezolanos, colombianos retornados y familias wayuu, y estar al frente de estos asentamientos puedo decir que se hace de corazón porque nosotras la líderes no tenemos sueldo, llevar la carga de necesidades de todo los usuarios y usuarias que viven en la comunidad, beneficios, ayudas, orientación, rutas de salud, gestionar su Sisbén, canalización de emprendimientos a través de capital semilla, es decir toda una labor que al final y en lo personal me ha hecho sentir satisfecha al ayudar a todas las familias de mi asentamiento, de Venezuela traje en mi maleta mucho dolor y sufrimiento, pero también bueno recuerdos de las navidades, el recuerdo de mi familia y mis vecinos”.

 

“Así como ven las necesidades de La Pista, tomen en cuenta el resto de los asentamientos”

Roselys Vicuña, mujer migrante venezolana, lideresa del asentamiento “Fuente de Agua Viva”

“Soy venezolana y vengo de Cabimas, estado Zulia, tengo 10 años aquí en Colombia y motivo de la crisis venezolana me tocó migrar para Colombia, específicamente aquí en Maicao, durante la pandemia nos tocó levantar un rancho en unos terrenos, el propietario de estas tierras, mientras lo mantengamos limpios, prometió no sacarnos, somos 86 familias dentro del asentamiento, 376, en total somos 560 habitantes en Fuente de Agua Viva, tenemos personas de diferentes partes de Venezuela, de Guarero, de Maracaibo, Cabimas, de Caracas, hasta personas procedentes de Cúcuta, Colombianos retornados. En nuestro asentamiento hay muchas necesidades, sobre todo la población wayuu, que no les dan trabajo, tampoco con el PPT no nos quieren dar empleo porque somos migrantes, en realidad nuestra mayor necesidad es la alimentación, nosotros vemos que las organizaciones priorizan su atención en el asentamiento de La Pista, y el resto de comunidades venezolanas no son visibilizados, de todos estos asentamientos, solo uno ha recibido atención de las organizaciones, y por mas que toquemos puertas, siempre es un ‘no’ por respuesta”, mi llamado como lideresa es inclusive, al mismo presidente Petro, que así como vio las necesidades de La Pista, también tome en cuenta al resto de los 45 asentamientos”.

 

“He aprendido a valorar las cosas y que los venezolanos debemos tener una actitud mas humilde”

Lisneth Díaz, migrante venezolana, lideresa del asentamiento “Impacto de Dios”

“Soy de la Costa Oriental del Lago, al otro lado del puente sobre el lago de Maracaibo, hace 6 años, el 6 de marzo de 2017, migré de Venezuela porque la verdad la situación estaba muy caótica, tenía 2 niños y estaba embarazada , mi esposo se vino y luego él regresó a buscarme y la verdad fue muy triste dejar a nuestras familias para irnos a un país desconocido, recuerdo que llegamos a Maicao a la una de la mañana al mercado, empecé a llorar porque no conocía a nadie, y empezamos a caminar las calles y muchas personas de acá me tendieron la mano porque me vieron con mi barriga, empecé vendiendo tinto con un termo que me regaló una señora, fue una experiencia muy bonita pero dura a la vez porque era empezar de cero, una realidad que nos tocó a todos los migrantes.

Me prestaron una casa pero tras dar a luz, me pdieron desocupar y fue cuando llegué a un terreno donde construimos una casa de cartón, y a través de esa experiencia y de tener comodidades, fue que aprendimos a valorar lo que tuvimos en Venezuela, allá lo teníamos todo y no lo sabíamos, aquí hemos aprendido a ser una madre fuerte y trabajar duro, poseo un título como técnico en hidrocarburos, si llega el momento de volver a Venezuela, me llevaría de Colombia como enseñanza el valor de trabajar, de tener nuestras propias cosas, a que hay momentos donde debemos empezar de cero, lo cual nos lleva a forjar en nosotros como virtud la humildad”

 

“A pesar de los problemas que se presenten, seguiré ejerciendo mi liderazgo”

Erika Graciela Iguarán, wayuu del clan Ipuana, lideresa del asentamiento “Alma Venezolana”


“Soy originaria de Nazareth, cuando terminé mis estudios en el internado indígena de Nazareth, me fui a la edad de quince años a la ciudad de Maracaibo, allá me casé y después de vivir allá 20 años, y a raíz de la situación del país, me trasladé con mi esposo acá a Maicao en el año 2018, en mi asentamiento ya llevo 4 años al frente, y puedo decir como mujer wayuu que no ha sido fácil ejercer ese rol porque la mayoría de mi comunidad son hermanos wayuu, y como lideresa, aveces intervenir entre problema de personas que están en tu comunidad, como wayuu eso pesa mucho, porque si algo pasa o sucede, el wayuu es muy delicado por ese lado, y podemos meternos en un problema, en mi caso, por querer solventar necesidades de la comunidad, me he encontrado en situaciones que han representado un problema para mi propia familia, sobre todo si eres mujer wayuu, por nuestros usos y costumbres, como en 10 oportunidades me he encontrado sumergida en un problema por ayudar a otros.


Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, y de un problema aún mayor en el que me encuentro involucrada ahora mismo, pienso seguir en el liderazgo, he tenido dificultades en mi hogar, mi esposo ha querido irse de la casa, pero he visto que la comunidad me apoya porque incluso a veces me ha tocado dejar a mis hijos solo, pero lo hago al ver las necesidades y la hambruna que pasan mis hermanos wayuu. En el asentamiento Alma Venezolana hemos implementado un proyecto y la activación de una ruta en contra de la violencia hacia la mujer wayuu, se trata de enseñarles a las mujeres de nuestra comunidad a que si las golpean, las agreden o verbalmente les dicen que por ser wayuu no pueden manifestar su inconformidad, en nuestro asentamiento damos las charlas para conozcan sus derechos, de igual forma, si están desempleadas, les ayudamos a solventar sus necesidades a través de sus tejidos, si saben hacer chinchorros o mochilas, con eso se defiendan, este proyecto ha ayudado mucho a minimizar los casos de VBG, incluso hemos impuesto reglas en la comunidad, si usted quiere vivir en Alma Venezolana, no puede ingerir licor, consumir ningún tipo de drogas, no maltratar a su cónyuge y mucho menos a los niños”



 “Sobre mi comunidad pesa una amenaza de desaolojo”

Rosa González, wayuu del clan uliana, lideresa del asentamiento Painwshi


“Nací en la comunidad de Paraguaipoa, pero mis abuelos eran de Carrasquero, luego me fui a Maracaibo a trabajar y allá mismo conformé mi familia, procreando 9 hijos, vinimos desde Venezuela escapando de la necesidad que había allá y aquí a Maicao llegué sola, sin el papá de mis hijos, antes de mí estaba una líder Magdalena, pero se tuvo que retirar y yo quedé en su lugar, y pues gracias a Dios, aquí en Painwashi estamos bendecidos, con el espacio amigable, nuestros hijos están estudiando a través de la gestión del ppt ante migración Colombia el año pasado, mis hijos empezaron a estudiar en el colegio Sa José desde el año pasado, pero ahora mismo tienen necesidades con los útiles escolares, también hay niños y niñas en nuestro asentamiento que no les ha llegado el ppt.


Ayer nos llegó una noticia que a todas 45 familias que estamos en la comunidad, se presentó un señor que dijo ser familiar del propietario de las tierras y me dijo que estábamos próximos a ser desalojados de este terreno porque será puesto a la venta, que estemos pendientes y viendo para donde mudarnos, y pues eso me ha entristecido y pensando para dónde nos vamos a ir, quién nos podrá ayudar si nos desalojan, no sólo se trata de mí o de mis hijos, sino también de todas las familias wayuu que viven aquí en Painwashi, hasta el mismo alcalde de Maicao nos dijo el año pasado que estaríamos aquí hasta el mes de diciembre, nos dijo que nos apoyaría hasta ese mes, de allí en adelante no tenía nada que ver con nosotros, el señor que vino ayer nos dijo que sólo estaríamos hasta el principio de abril”.




 “He aprendido la importancia de escuchar a las personas y respetar sus costumbres”

Valeria Valentina Ortiz, lideresa del asentamiento “Nuevo Renacer”


Soy del estado Monagas, específicamente de un pueblo llamado Chaguaramos, frontera con Brasil, mi papá es wayuu venezolano y mi madre es indígena arhuaca de la Sierra Nevada, aquí tengo 7 años, me vine desde el 2016, en mi comunidad hay más de 30 familias wayuu, al igual que migrantes venezolanos alijunas, y pues este proceso de liderar no ha sido fácil y he aprendido a escuchar a las personas, y aunque tenemos diferentes culturas, todos somos hermanos y la unión hace la fuerza, en mi comunidad hay muchas mujeres afectadas de la salud, y otro tema que también me he dado cuenta es como la mujer wayuu su trabajo no es valorado, porque aquí en el mercado puedes conseguir una mochila mal valoradas hasta en 40 mil pesos, y uno para hacer una mochila se puede invertir hasta una semana, cada mochila es una historia, uno piensa, recuerda sus antepasados, las imágenes, y te encuentras con que ese trabajo se ha desvalorizado cuando te la encuentras a ese precio. Dentro de las principales necesidades de mi comunidad, la prioridad ahora es de vivienda, la mayoría no tiene un buen techo donde vivir, con estos ventarrones de los últimos días, las bolsas plásticas con que se forran los ranchos no aguantan, se rompen, incluso, hay personas de la tercera edad que el rancho se les está cayendo”.


En todo este proceso de liderar a mi comunidad, he aprendido la importancia de escuchar y respetar las costumbres, que no debemos pasar por encima de las personas nuestro liderazgo, qué necesitan, como les ayudo, mas no sobreponer reglas”.

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