Por, Miguel
Iván Ramírez Boscán – Wayuu Epinayuu
Fuerza de
Mujeres Wayuu – Red Comunicaciones Wayuu
¡A mí solo me sirve la lengua!
– decía entrando por la puerta del patio, arrastrando el caminador ortopédico
que hoy apoya sus pasos, mientras Leiqui y yo le esperábamos en la sala para cumplir con la
cita de visitarle para hablar un poco de su vida, su lucha, su legado y sus
achaques; ese fue el buenos días que nos dio la vieja Chayo Aguilar.
Se sentó en una silla en
frente descansando su brazo izquierdo sobre el caminador, respiró profundo y
nos miró de pies a cabeza y nos dijo: “A mi Arlenys si me había dicho que venían
unos periodistas, pero pensé que eran de El Heraldo, Telecaribe o de alguna
universidad; pero yo a ustedes los he visto en alguna parte”… hizo nueva pausa para
analizarnos con mayor detalle en su mirada y continuó: “Ustedes me visitaron ya
una vez allá en la ranchería, ¡aaayyy! – pero allá me robaron todo, me
saquearon y no me dejaron ni un chinchorro, de ahí me llevaron para Riohacha y
así me la paso, de Riohacha pa' Manaure”
Es Manaure precisamente el
lugar donde centró sus más grandes luchas por la defensa de los derechos del
Pueblo Wayuu, de allí nacen decenas de anécdotas en las que esta mujer
aguerrida, de palabras directas y sin rodeo alguno, ha expresado para exigir lo que consideró
justo, siendo esta la manera en que se convierte en referente de lucha a nivel departamental y nacional, ya
que de su irreverencia y esparpajante manera de cantar las verdades, la
convirtieron en la singular mujer más fuerte de La Guajira; pero de sus luchas,
hablará un video reportaje, lo que en realidad fuimos a hacerle, pero fue
imposible no adentrarse en lo gratificante que fue compartir el tiempo que allí
estuvimos, que es en esencia lo que quieren contar mis letras.
“Ve y ustedes que saben de
Adelayda, ¿ya está vieja o aún tiene fuerza pa' parársele a la empresa?, yo
hace rato que no se de ella y siempre la recuerdo mucho, porque ella me
acompañó muchas veces a los paros esos que siempre hacíamos, pero ¡Aaayyy!, ahora
me duele mucho la cadera… ¿supieron que me operaron?, me caí y me llevaron para
Barranquilla a operarme, pero esto ha sido muy doloroso, a mí nunca me habían
operado de nada, yo siempre fui muy sana… ¡Arleeenys! – quítame los aparatos
estos, siento es un ruido y no escucho es nada, bueno que sin ellos tampoco” –
sonrió celebrando su sarcástico comentario para que le quitaran los audífonos para
ayudarla a escuchar, mientras giraba su mirada hacia nosotros.
Le hablábamos y en realidad
era casi imposible que escuchara lo que decíamos, nos tocó recurrir a unas
hojas de block para escribirle las preguntas de las cosas que queríamos saber
de su vida, entre las cuales nos respondió acerca de su infancia, de su
adolescencia, de su inicio en las charcas de las salinas de Manaure, de los
paros que hacía, de su apoyo a La ONIC, de sus hijos, de sus amistades, del
amor, de la felicidad y de la tristeza.
“La lucha se acaba es porque
la gente se aburre, uno se queda solo… uno es el que pelea para lograr las
cosas y otros son quienes las disfrutan, por eso es que esto no se compone,
porque uno se queda solo; hoy los lideres solo piensan en el billete y negocean
todo pa' su propio bolsillo, así es que la gente se aburre y deja la lucha
tirada, yo no he seguido es porque estoy vieja y no oigo nada” – miró a lo
lejos mientras empujaba el caminador con gesto de inconformidad.
“Dame razón de Remedios, ella
ni para visitarme, tanto que la apoyé, debería visitarme, esas son las
costumbres del wayuu, pero por aquí no llega nadie a ver si me morí o que…” –
aquí notamos que su principal deseo era saber de mucha gente que en la lucidez
mental de la cual goza, quiere hablar conversar y saber que de algo sirvió todo
lo que ha hecho, en medio de suspiros interminables preguntó por Jazmín,
Jackelin y Karmen – “¿Qué es de la vida de esas mujeres? esas también le leían la tabla a la empresa,
pero ya se tienen que haber aburrido, porque uno se queda sola porque la gente
no le para bola a esto, hoy los lideres no sirven…”
También preguntó por Armando,
por La Mona Robles, por un tal muchacho Socarrás, por Nera, por Nohelí; cada
vez que preguntaba por alguien más, su rostro se entusiasmaba de recuerdos
entre melancólicos y felices, de los cuales en medio de ellos me estremeció con
decir: “Hay un muchacho que piensa igual que yo, el escribe en una revista, yo
la tengo; él también le canta la tabla a la empresa defendiendo el río ranchería
y el arroyo bruno… ¿Qué es de la vida de ese muchacho? Apuesto que ya se
aburrió también, porque uno se va quedando es solo; es apellido Ramírez creo
que era…” – Leiqui se sonrió y le dijo fuerte y muy cerca al oido: “Es él, ahí lo tiene, pregúnteselo
usted…” – Sorprendida siguió mirando a Leiqui y con una sonrisa apenada daba la
sensación de no creer que sí, era yo quien en medio de mi admiración, habíamos ido a visitarle. Pero en ese instante no volteó a mirarme.
Con Chayo incluso recuerdo
cuando en conjunto con varios líderes y autoridades wayuu, dormimos sobre la
vía del tren, haciendo frente desde Territorio Wayuu en La Minga del 2012, la
cual apoyó bastoneando expresándole lo que pensaba a policías, militares,
funcionarios de la gobernación y de la empresa.
De esta mujer centenares de
páginas se podrían escribir y hoy siento la dicha de poder contar esta pequeña
anécdota para que haga semblanza de lo grande que es. El solo sentarse junto a
ella es llenarse de motivaciones para seguir defendiendo lo que es nuestro y lo
que es justo; ella menciona de manera repetitiva “la empresa” y puede que se
refiera a una sola, pero lo cierto es que se refiere a todas aquellas que hoy
han estado saqueando las riquezas del territorio y que en sus ojos se nota que
lo único que desea es que la bandera de su forma de pensar se perpetúe
ondeándose en la convicción de muchos más wayuu.
No quería que nos
despidiéramos y le sacó palabratripas a Leiqui hasta relacionar en sus
recuerdos con quienes de sus familiares había caminado en su vida; lo mismo
hizo conmigo, a lo cual mayor sorpresa me llevo cuando en el preguntar que si
yo era wayuu, al responderle: “Soy Epinayuu”, me pregunto “¿nieto de quién?” –
Al decirle que del viejo Franco Boscán dijo: “Lo conocí y a la vieja Dolores
Bonivento también, mujer de José Domingo, tus bisabuelos…” - Wow,
definitivamente; el hecho de que hoy solo le sirva la lengua, me alegró la
existencia…
¡Gracias por todo vieja Chayo,
eres la mujer más grande que ha parido La Guajira!
Muy buena entrevista transmite esa energía que solo se logra alcanzar con el peso de los años.
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