FOTOGRAFÍA: Oumala Epieyu |
Hasta hace un par de años atrás hablar del tema era algo nuevo, los medios de comunicación volcaron su mirada a nuestra península y le dieron visibilidad a la crisis humanitaria que en realidad afronta el pueblo wayuu desde hace décadas, muchos se sorprendieron con los titulares de falta de agua potable y comida necesaria, y como consecuencia a esa presión mediática y social, el gobierno nacional en compañía de sus ministros presentaron un paquete de medidas como respuesta a la crisis.
Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), también hizo lo suyo al considerar que la vida e integridad de miembros de la etnia wayuu de la Alta y Media Guajira, se encuentran en grave riesgo, por lo cual solicitó al gobierno Colombiano, en cabeza del expresidente Juan Manuel Santos, acceso permanente de servicios de salud, alimentos y agua potable. Con toda y esas medidas asistenciales adoptadas por el gobierno, ¡aún sigue faltando más!.
Parece ser que no hemos atacado en realidad al origen de esta dura crisis, por el contrario, que según instituciones como Human Rights Watch, y el Centro de Salud Humanitario de Johns Hopkins, denuncian entre muchas otras cosas, que en la actualidad, la pandemia del Covid 19, y las medidas de aislamiento dispuesta por el gobierno “están provocando que a los wayuu les resulte aún más difícil sobrevivir".
Analicemos algunos de los factores que exacerba la dura situación.
• Falta de transparencia en el manejo de recursos destinados a alimentación de niños wayuu, donde a través de las auditorías se ha podido determinar, la corrupción casi que generalizada en contratos públicos y su ejecución, con pérdidas extraordinarias de dinero.
• La sequedad del semiárido peninsular han condenado a una esterilidad en gran parte de su territorio a causa del calentamiento global, y sus consecuencias. Gran parte del ecosistema Guajiro ha cambiado y afecta directamente al desarrollo sostenible y la preservación de sus recursos, tales como las fuentes hídricas.
• El colapso socioeconómico venezolano que durante décadas, fue la oportunidad de empleo para muchos wayuu, que buscaban garantizar una estabilidad económica y abastecimiento para sus familias del lado Colombiano. Por la situación actual de Venezuela, han retornado a sus comunidades dejando ese vacío económico.
• Crecimiento Demográfico, es normal ver en las comunidades Wayuu, adolescentes y mujeres de avanzada edad procreando y en muchos casos, siendo madres solteras, donde el nivel de consumo o adquisición no va acordé con el crecimiento poblacional, sin una planificación familiar y con índices de mortalidad altos, sin asistencia en salud cercana, y una seguridad alimentaria intermitente.
• Desempleo y poca estabilidad laboral; la península de La Guajira, que es tan rica y explotada en recursos naturales, no tiene como prioridad la mano de obra indígena, esa desocupación afecta directamente en la reducción de ingresos y por ende de la canasta familiar, la cual conlleva a unos desbalances nutricionales y cambios en el estilo de vida de los Wayuu, que en muchos casos llegan a la miseria o marginalidad.
• Intervención errónea del Estado, al aplicar minutas nutricionales no acordé a las necesidades fisiológicas, ya que desconoce factores culturales y geográficos, que a la hora de su aplicación no alcanza a llenar los valores nutricionales que necesita un niño wayuu, quien se expone a altas temperaturas y toma agua no apta para el consumo humano, sumado a que por lo general debe caminar kilómetros para llegar a su escuela.
• Dispersión poblacional rural, en la sofocante y extensa Guajira, las comunidades Wayuu, ancestralmente viven distanciados y aislados del casco urbano, donde se maneja mayormente la atención de salud, comercio, y oficinas de múltiples servicios; la distancia y el difícil acceso, dificulta la atención óptima y oportuna agravando aún más la situación.
• Incapacidad Institucional, el estado no ha proporcionado garantías necesarias, por lo contrario, ha demostrado una reacción lenta, poca capacidad institucional (ICBF), veeduría e intervención en los programas fundamentales, desinterés y pasividad, proyectos y recursos sin un orden u horizonte que se vuelven efímeros frente a la crisis abordada.
• Mala calidad del Agua, es una constante y quizás uno de los puntos álgidos del tema es éste, ya que el agua que consumimos muchos Wayuu de la zona rural proviene de pozos, molinos, cisternas, (arroyos y Jagüey, en tiempo de invierno), pero en realidad no hay punto de muestreo, para saber la calidad del agua que consumimos, pero a simple vista sabemos que no es apta al consumo humano, lastimosamente por física necesidad la utilizamos y consumimos habitualmente. ¿Es quizás, está agua alta en cloruro de sodio, la que produce diarrea, deshidratación, náuseas, vómitos, entre muchos otros efectos a nuestro organismo, la causa principal de la desnutrición y muerte de nuestros niños Wayuu?
Medidas para afrontar este flagelo. ¿En realidad existe un Remedio para este mal?
Sí, ante la situación actual es indispensable fortalecer la autonomía alimentaria, diversificar fuentes de ingresos, dar un manejo diferencial y exclusivo a la problemática Wayuu, crear fondos para incitar a un desarrollo integral de las comunidades, crear zonas pesqueras exclusivas para los nativos, apalancar, articular y crear vías de comunicación directas entre artesanas primarias con las grandes distribuidoras para fomentar el comercio, un accionar estatal eficiente y oportuno en problemas como agua potable, vías de acceso, sistemas de salud en las áreas rurales, fortalecer y ensanchar sistemas eléctricos y de conectividad a Internet para que la tecnología sea un aliado más, capacitación académica para laborar.
Nosotros como Nación Wayuu, estamos en la obligación de preservar nuestra cultura y normativas que es nuestro mayor patrimonio, pero también es necesario aportar al desarrollo de nuestra tierra, aprovechando nuestra cultura cálida y diferente, nuestros exuberantes y exóticos paisajes, engranando nuestra sabiduría ancestral, promoviendo nuestras comunidades y cultura mística como eje del ecoturismo y desarrollo, creando sistemas y líneas productivas en el agro, siendo comunidades protagonistas y autosostenible, ayudarnos y velar por el beneficio colectivo, fortaleciendo las actividades ya consolidadas como lo son las gastronómicas, la artesanal, la fabricación del Churro (licor), la cría y comercialización de animales ovinos y caprinos.
Sólo resta decir, que hay esperanza y motivos para seguir en pie de lucha liderando, y como decía KARL AUGUSTUS MENNINGER, “Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad".
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Escrito por: Marvin Núñez, Wayuu Lipuana
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Excelente artículo muy bien enfocado...
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