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7/12/2007

PARAMILITARES POR DONDE UNO MIRE

Por:
JÉSSIKA FERRER PALMA
noticias@laverdad.com
Maicao. La presencia de Wayúu en las barriadas, hatos y haciendas de Zulia se duplicó en los últimos cinco años. Representantes de organizaciones indígenas aseguran que los desplazamientos se deben al incremento de paramilitares en los caseríos fronterizos. Solicitan al Gobierno la colaboración para ubicarlos y brindarles protección.

Karmen Ramírez Boscán, secretaria general del Cabildo Wayúu Nóüna de Campamento, población que está a ocho kilómetros de Maicao en territorio colombiano, indicó que “sólo se conoce el desplazamiento de Bahía de Portete, pero todas las comunidades del departamento de La Guajira están sufriendo. Los Wiwa, en la Sierra Nevada de Santa Marta, tuvieron que desplazarse hace menos de un año por agresiones de los paramilitares. La comunidad Wayúu de La Chingolita desapareció y diariamente se reporta el desplazamiento de una familia Wayúu al territorio venezolano”.

Agregó que los casos vienen en aumento desde 1998 cuando los paracos comenzaron a disputarse con los Wayúu el departamento. La presión se siente en todas partes, sin embargo, se intensifica en Maicao, Carraipía y La Majayura. Este territorio es el centro de operaciones de ellos y el movimiento económico de la zona. No han logrado el control por el clima y las características del terreno.

“Por la cercanía con la frontera es un territorio muy codiciado y vuelve a Venezuela un lugar de interés. Los municipios de primera opción para los desplazados son Mara, Páez y Machiques, pero últimamente allí también corren riesgos”.

Al cruzar la línea

Asombrada por los reportes obtenidos en los últimos meses, Ramírez Boscán indicó que un desplazado neogranadino corre el mismo riesgo tanto en Colombia como en Venezuela, porque en cualquier lugar se encuentran los paramilitares.

“Quienes llegaron a Guarero, Paraguaipoa, Sinamaica y a Maracaibo tuvieron que desplazarse más adentro porque vieron a los paramilitares. La situación se vuelve alarmante por la presencia y el reflejo del conflicto nacional más allá de nuestra frontera. Suelen encontrárseles en los mercados, en las calles, en el centro y en los barrios”.

Declaró que por denuncia de las víctimas han constatado la presencia de Vicente Castaño, hermano de Carlos Castaño, líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). “Sabemos que se está moviendo por toda Colombia y que cruza la frontera con frecuencia para otros municipios. Su presencia se nota por un movimiento extraño de carros, gente y cambia el clima. Hemos sabido que anda por Maracaibo sin mayor dificultad”.

Explicó que vivir en esa tensión obliga a las víctimas a retornar a su territorio aún cuando las condiciones no sean las más idóneas para hacerlo.

Piden ayuda

La dirigente manifestó que su interés en el país es articular el trabajo con las instituciones que trabajan en la materia. “Debemos saber cuánto es el número de desplazados, cuánto de los desaparecidos murieron y a quiénes han agarrado recientemente”.

Puntualizó que el objetivo es iniciar un proceso de retorno, reubicación y compromiso por parte de los gobiernos para que su binacionalidad no siga siendo un obstáculo al momento de solicitar ayuda y protección.

Hace un año hicieron un recorrido por Apure, Táchira y Zulia para conocer la situación de los desplazados Wayúu, pero descubrieron que las miles de víctimas que viven en los territorios permanecen en silencio por el temor de ser localizados y asesinados tal como ocurre en Colombia.

Se arriesgan en vano

Por los reportes de las organizaciones no gubernamentales la lista de muertos en ambas fronteras por los paramilitares asciende a los 200, mientras que las oficiales indican 78 muertos en Maicao y 53 en el departamento de La Guajira, sin casos de desplazados ni desaparecidos.

Ramírez Boscán informó que por la desinformación reinante existe cierto clima de tensión entre quienes se encuentran fuera de La Guajira. Por saber qué está pasando algunos han regresado por su propia voluntad, corrieron el riesgo y los mataron a los pocos días. No hay condiciones para su retorno. Hay empobrecimiento a raíz del control comercial y territorial. Continúa la necesidad de desplazarse.

“El gobierno de Álvaro Uribe Vélez ha sido en favor de los paramilitares. La desmovilización es una farsa. Si hablas con cualquier funcionario público asegura que todos se desmovilizaron. No hay confianza en la Policía, el Ejército o la Fiscalía. Más tarda uno en denunciar cualquier cosa que ellos enterarse, además de que tardan hasta tres años para reubicar o atender al desplazado”.

La secretaria refirió que en el vecino país las víctimas son terroristas, están contra el Gobierno y son a ellos a quienes se les niegan las posibilidades de sobrevivir y defender derechos humanos.

Esperan compensación

Por la violencia de la que fueron víctimas, tener que abandonar a sus muertos, tierras, animales y familiares y por derramar la sangre de sus paisanos, los Wayúu exigen justicia y la indemnización de cada uno de sus muertos.

En el proceso de pago debe existir la conciliación y la verdad de todo de cuanto fueron víctimas. Desconocen la Ley de Justicia y Paz como vía para la reparación.

Publicado: Maracaibo (Zulia), lunes 9 de julio de 2007.

Tomado de: http://www.laverdad.com/detallenew.asp?idcat=9&idnot=58415



“EN NINGÚN LUGAR ESTAMOS SEGUROS”

Por:
JÉSSIKA FERRER PALMA
noticias@laverdad.com

En su mirada triste, el negro de su vestimenta y algunas lágrimas que cortaban su voz por instantes, la sexagenaria, respetada en su comunidad por la sabiduría de sus años, exteriorizó el dolor en el que vive desde una madrugada de mayo de 2003 cuando los paramilitares entraron a su caserío en La Guajira colombiana, golpearon a los hombres, se llevaron el ganado y todo lo de valor.

Huyó con sus familiares para salvarse de todo ese horror. Les dieron pocas horas para abandonar la zona. Colgó una colorida mochila de su cabeza, metió en ella todo cuanto pudo y aprovechó su doble nacionalidad para cruzar la frontera sin dificultades, unas veces en cola y otras caminando.

Las primeras semanas se quedaron en casa de un familiar por la Curva de Molina, pero a los pocos días tuvieron que moverse por rumores de que los tenían localizados. Cambiaron de barriada en otras dos oportunidades hasta llegar donde están ahora, sin embargo, han visto a sus agresores o a sus compinches en el centro de Maracaibo, en los mercados y en algunas comunidades cercanas a Mara.

“'Lo único que quiero es que hagan justicia con mis muertos, volver a mi tierra sin miedo a morir y que todo sea igual, aunque ya no estén ellos. No quiero estar tan lejos de mis ancestros ni deseo seguir pasando hambre. Quiero morir en lo mío”', decía la anciana mientras indicaba que había recurrido al Gobierno neogranadino para que la incluyeran en la lista de espera para la reparación (indemnización) por parte de los paramilitares desmovilizados.

Miedo territorial

Un grupo de mujeres aseguró que la situación no ha mejorado en cuanto a los ataques paramilitares, sin embargo, están decididas a no callar más, a gritar si es necesario para defender su verdad y salvar a los pocos que quedan.

Según sus testimonios, para el año 2000 mataron a siete paisanos en la ranchería de Atnamana en el departamento de La Guajira en Colombia, a tres los ajustició el Ejército y cuatro murieron en manos de los paracos.

“'Esa noche llegaron más de cuarenta uniformados a la comunidad, rodearon las casas buscaron a los hombres, los acusaron de sapos, les pegaron, los arrastraron y dispararon hasta matarlos. Querían llevarse los cuerpos, pero las mujeres nos opusimos. Se los van a comer o a meter por el c..., les dijimos. Después de tanto pleito los dejaron tirados en la calle”.

Señalaron que desde ese asalto, donde perdieron sus mejores bienes, dejaron de dormir dentro de las casas. Comenzaron a turnarse para resguardar la zona y avisar para huir si algo raro pasa en los alrededores. “'Si llegan los paramilitares no podemos salir de la casas ni correr. Si lo hacemos disparan”.

Aún esperan porque paguen a las familias las indemnizaciones prometidas por la Fiscalía y el Gobierno colombiano si formalizaban su denuncia.

Dioses que salvan

Para proteger a los niños, las mujeres han optado por instruirlos en los ratos libres. Les enseñaron las trochas, los caminos menos peligrosos y a que reconozcan de quién desconfiar. Su protección queda a cargo de las contras ancestrales.

Las víctimas precisaron que nunca las tocan si las llevan puestas. Quien no sabe hablar español, les gritan cosas en el idioma y manotean, sólo intervienen en las riñas la que tenga puesto su amuleto. Los paramilitares le temen a sus creencias y a sus conjuros.

“'Creen que somos brutos, pero no es así. Estamos preparados. No queremos llenar de más sangre la tierra. Todas las armas que teníamos nos las quitaron. Ahora pelearemos con las uñas para que no nos maten ni que tengamos que seguir huyendo. Nos estamos organizando para acabar con sus líderes”.

Los vulnerables

Uno de los abogados defensores de las víctimas informó que los más afectados por las matanzas son las castas Jusayú, Gouriyú, Pushaina y Epinayú. Su poder económico e influencia política los convirtieron en el blanco de secuestros de los paramilitares.

Aseguró que los paramilitares son los principales responsables de los desplazamientos, masacres, desaparecidos y la siembra del terror en Maicao y los caseríos cercanos.

“'Las comunidades saben quiénes son. Tienen temor de denunciar por la complicidad que existe entre ellos y los funcionarios del gobierno. En ocasiones, mueren más rápido los protegidos por el Estado que quienes huyen por las trochas de las fronteras a otros países, además de que el proceso de ayuda tarda años para hacerse efectivo”.

Precisó que son alrededor de 25 comunidades indígenas afectadas y que desde 2002 han reportado más de 200 muertos y desaparecidos. Generalmente, atacan a los hombres para dejar vulnerables a las mujeres y dominar con mayor facilidad la ranchería.

Publicado: Maracaibo, (Zulia), martes 10 de julio de 2007.

Tomado de:
http://www.laverdad.com/detallenew.asp?mostrar=10&idcat=9&idnot=58469

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