Por: Mateo Medina Abad
@teomedinabad
Kassandra todavía recuerda la primera vez que escuchó a su abuela contarle la historia de la araña Walekerü, que bajo la luz de la luna tejía mochilas y chinchorros con hilos de colores que hoy todavía decoran las rancherías wayuu. Recuerda el día que llena de curiosidad se sentó a su lado y le dijo en wayuunaiki “Mamá Abuela, yo quiero tejer como tú, ayúdame a aprender”.
Aún puede ver las manos de su abuela tejiendo una mochila con ella, mostrándole cada paso con el hilo y la aguja. Hoy, 12 años después, ya adulta, Kassandra Palacios Gouriyu aún conserva el legado de su abuela en cada tejido que hace. Mantiene vivo el arte de Walekerü y la historia de sus ancestros, y aún cuida esa primera mochila que hizo cuando tenía siete años.
Kassandra hoy hace parte de los artesanos que venden sus productos en el Wayuu Market ©FAO Colombia |
Su historia, como la de los wayuu, está hilada a su cultura y a los saberes de sus mayores. Apenas con 18 años, es consciente de que con cada mochila que tejen en su comunidad no solo consiguen los medios de vida para poder alimentarse, sino que permiten que su cultura perdure. Es un legado escrito con hilos y en lengua en wayuunaiki, que se sigue esparciendo en una ranchería virtual llamada Wayuu Market, una organización sin ánimo de lucro conformada en 2019 en Estados Unidos, y gracias al apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Sena.
El Wayuu Market es una tienda virtual en la que más de 165 familias de los municipios guajiros de Uribia, Manaure, Riohacha, Maicao y Albania venden sus productos artesanales en todo el mundo. En la página web se pueden encontrar mochilas, chinchorros, sombreros, mantas y sandalias, todos hechos por los artesanos de la zona. El tejido para el pueblo wayuu es una forma de crear y expresar la vida como la sienten.
Un dibujo de Cristian de Luque lider del taller Pi>inaa Tama>a, en el que representa lo que ha significado el Wayuu Market para su comunidad ©Cortesía Lisbeth Álvarez
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Estos productos, que antes de la pandemia decoraban las plazas de mercado de Riohacha con sus colores, hoy encuentran un espacio en la virtualidad para apoyar a las familias y preservar su cultura. Desde su lanzamiento Wayuu Market ha vendido por todo el mundo más de 5.500 productos wayuu de 79 talleres artesanales. Esta semana hay 826 pedidos listos para entregar, que las comunidades han llevado hasta el punto de distribución de Wayuu Market en Riohacha después de recorrer incluso trayectos de ocho horas desde sus municipios.
Pero el proyecto se gestó mucho antes, cuando en septiembre de 2019 la FAO empezó a trabajar de la mano con las comunidades más vulnerables de la zona para desarrollar estrategias que les permitiera cuidar su seguridad alimentaria. Luego de hacer un estudio, encontraron que las artesanías eran el principal medio de vida para la mayoría de las familias, y allí se empezó a forjar el proyecto en el que también participan migrantes venezolanos que han llegado a estos territorios.
La Guajira es el segundo departamento con mayor incidencia de pobreza extrema en Colombia: el 26,7 por ciento de las personas viven en esta condición. Además, tan solo el 46,6 por ciento de los hogares del departamento tiene acceso a un acueducto y cuatro de cada 10 guajiros no tienen energía eléctrica en sus hogares. La cifra es aún peor en las áreas rurales, donde solo el 26,3 por ciento de la población puede acceder a este servicio. A pesar de esa escasez, o quizás incluso por cuenta de ella, las familias de la zona han encontrado en sus artesanías una salida.
“Estas familias de artesanos se forman desde muy chicos, pero tienen una estructura de producción individual. Con el comercio electrónico y a través de la iniciativa establecieron un objetivo comunitario y a partir de ahí empezaron a crear talleres dentro de sus comunidades”, cuenta Maria Consuelo Vergara, asesora de la FAO, quien lidera el apoyo a los artesanos de la zona.
Para lograr establecer el proyecto, primero fue necesario ganarse la confianza de los líderes de las comunidades. Lisbeth Álvarez Padilla, una de las técnicas que ha acompañado el proceso, cuenta que ha sido a través de la palabra y de su lengua que han logrado articularse con ellos en las rancherías. “Les pedimos permiso a sus líderes para que nos autoricen trabajar en la comunidad. Y como la conversación dentro de su cultura lo es todo, así es como hemos actuado”, explica.
El yanama, que en wayunaiki significa trabajo colectivo, es parte fundamental de Wayuu Market. Los más jóvenes de la zona han vuelto nuevamente a tejer y han encontrado en la página web una posibilidad de preservar la cultura narrando historias en su lengua nativa, que es hablada por casi 600.000 personas en Colombia y en Venezuela. Hay relatos de vida, historias de los artesanos detrás de cada producto y explicaciones del significado de los colores que tejen en las mochilas.
Esto lo reconoce Kassandra Palacios Gouriyu del taller Pi>inaa Tama>a, que significa Teje conmigo. “Hemos podido vender nuestros productos a un precio justo, a un precio que tiene en cuenta todo nuestro trabajo. Yo dejo en las mochilas todo mi amor, dejo el respeto que siento por mi cultura, mi admiración. Siento a mis ancestros que nos dejaron toda esa historia”, dice con orgullo por haber dejado atrás las épocas en que vendía sus productos por unos cuantos pesos en las plazas de Maicao.
A 125 kilómetros de distancia de este pueblo fronterizo, en Guayabal, Vikeily Pana también agradece. A pesar de ser wayuu, en sus 30 años nunca había disfrutado del tejido. Tras la llegada de la FAO empezó a interesarse en el tema y acudió a su abuela para que le enseñara lo que por años había rechazado. “Perdí la cuenta de cuantas veces me equivocaba. Me tocaba darles la vuelta y desbaratarlas, porque yo nunca tejí. Hoy ya estoy vendiendo mis productos en la página, ayudando a mi familia”, cuenta.
Gracias a la plataforma, las comunidades han encontrado una forma de sobrevivir, aun en medio de las largas temporadas de sequía típicas de la región y hoy en medio de la pandemia por el coronavirus. El Wayuu Market ha pasado a ser una ranchería virtual, un espacio en el que cualquier persona, ya sea desde una noche fría en el invierno argentino o en el calor del verano europeo, puede conocer la historia del pueblo wayuu y ver esos tejidos de colores hechos con cuidado, pasión y cariño. Como dice Vikeily, “hemos aprendido a cuidar aún más el legado de nuestros antepasados y a reencontrarnos con nuestra cultura. Y de una forma que nunca se nos habría ocurrido, hemos llegado a todo el mundo”.
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Tomado de: https://semanarural.com/web/articulo/historias/la-guajira/de-la-guajira-para-el-mundo-una-rancheria-virtual-que-preserva-la-cultura-wayuu/1550
Licencia del artículo: https://semanarural.com/
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