Por, Miguel Iván Ramírez Boscán
Miembro de La Red de Comunicaciones del Pueblo Wayuu
Murió hace poco una niña arrollada por un carro en la vía que conduce al
Cabo de La Vela y la conmoción no dio espera en diversas opiniones. La primera
impresión, sin duda alguna es decir que es inaceptable que haya tanta
mendicidad en estos corredores turísticos, que para esta época conducen al Cabo
de La Vela, Punta Gallinas y Serranía de La Makuira. Sin embargo - la opinión
que aquí comparto - es que esta práctica no debemos tenerla presente como
mendicidad, sino como una exigencia.
Por las turísticas trochas guajiras es común ver pasar imponentes carros
de todo tipo; toyotas fortuner, prados, explorer, cherokee y rubicon. Transportan
importantes empresarios, artistas reconocidos, exitosos profesionales y por
supuesto también políticos; todas y todos atraviesan ante los ojos inocentes de
esta niñez, diferentes rutas para deleitarse con pargos y langostas, disfrutar
del sol playa y arena, cubriendo sus ojos con finísimas gafas oscuras, siendo
esta una opulencia que refleja una sociedad que por décadas ha sido indiferente
ante las problemáticas que hoy hacen ver como mendicidad lo que insisto, es una
exigencia.
La acción de madrugar, desayunar tan solo un café clarito, ponerse ropa
sucia y rota, sin guaireñas en sus pies pisando la hirviente arena y cruzar una
cuerda en la vía al frente de sus rancherías, no son acciones de mendicidad, por
el contrario, son el reflejo de este pueblo indígena que exige se le sea tenido
en cuenta de manera idónea para acabar con un histórico desconocimiento y
abandono que les tiene arrinconados en esta situación: extendiendo manos
suspendidas al aire que no piden dulcecitos ni bolsitas de agua, exigen una
reestructuración de voluntades y decisiones políticas para un tratamiento urgente y digno a sus criticas
vidas.
La tan cacareada intervención que hay sobre el departamento, la única
huella que ha dejado es ser totalmente inoperante y fracasada. Sumándole a la
presente crisis la cambiadera de gobernadores y funcionarios que continua
sustentando que la intención sobre La Guajira es seguir generando
inestabilidades, siendo la niñez que cruza las carreteras guajiras un
instintivo resultado que evidencia la farsa montada que supuestamente venía a
traer soluciones.
A esto hay que sumarle la estampida de multinacionales, las cuales a
pecho abierto con alaridos dicen estar cubriendo sus responsabilidades con las
comunidades; sin embargo el hecho de que niñas y niños salgan a las vías con
dientes llenos de caries y pelos desteñidos por la malnutrición, dejan en
evidencia que no son mendigos, esta niñez en realidad es quien hoy busca
estremecer la conciencia de las empresas que usurpan el aire, agua, carbón y
gas de sus tierras, colapsando a punta de embustería el medio ambiente y los
sistemas de organizarse socialmente, el cual mantienen dividido comprando líderes
de manera selectiva.
Pa' colmo de males, toca pensar que ya se viene la campaña para cámara y
senado, es decir la siempre mencionada esperanza del cambio, de la nueva
guajira, de la oportunidad para todos, del departamento que merecemos. ¡Los
mismos pelagatos pero con iphone y toyota nueva! - Caravanas de rapaces
gavilanes cazando a mentiras las autoridades tradicionales de todas estas vías
de la alta guajira para manipular sus votos. De seguro en sus discursos incluirán
decir que tienen la estrategia para erradicar con la “mendicidad” en las vías.
Cuantas personas de la sociedad guajira se han preguntado: ¿Qué estoy
haciendo para aportar y superar la crisis del departamento? - ¿Ha valido la
pena votar por tanto corrupto? - Es fácil no hacer mayor cosa y criticar lo feo
que se ve nuestra niñez wayuu pidiendo en las trochas, mientras no se han
brindado espacios para deliberar una consultada y participativa solución que
involucre la voz de las comunidades mismas y que las supuestas soluciones no sigan
surgiendo desde mezquinas cabezas politiqueras que sacan programas engavetados
de sus oficinas corruptas.
Cuando vea un niño en una trocha con una mano extendida como pidiendo
algo, no piense en darle galletitas o moneditas. Pregúntese si ese niño ya
comió, si está asistiendo al colegio, si hay agua en su comunidad, si sus
padres tienen la forma de trabajar. Pregúntese: ¿Qué puede hacer usted para
erradicar esta problemática desde la raíz y cambiar el aparato estatal que mendiga
su voto? - ¡Esos si son los verdaderos mendigos! – y dándose cuenta de esto,
quizá si entienda que esa niñez no anda mendigando, sino todo lo contrario.
En las trochas guajiras he visto decenas de familias que ponen sus
cuerdas no para fastidiar al que este de paso, las ponen también para vender
iguarayas, caracoles, artesanías, langostas, camarones cerveza y hasta
gasolina, siendo esto una prueba de que se sale a las vías con dignidad y no
con la mendicidad que dicen. Se sale a exigir que el trato hacia el wayuu debe
cambiar.
Niñas y niños en las vías lo que están es exigiéndole a esta actual
sociedad guajira y colombiana que no hay un método adecuado para hacer llegar
el mínimo vital de agua potable a sus casas. El sistema educativo es
ineficiente y requiere de una reestructuración con base a los valores
culturales propios. La asistencia en temas de salud es pésima y no va acorde a
prácticas ancestrales. No se trata de nutrir estómagos sino de alimentar ideas para que surjan oportunidades
para la siembra, la pesca, la artesanía, el pastoreo, el comercio y el trabajo.
No es con asistencialismo, es fortaleciendo la autonomía, porque lo que sucede
en toda La Guajira se soluciona es con que dejen de mentir… y esto es lo que
exige la niñez wayuu en las trochas de La Guajira.
Bueno y como podemos apoyar? De que manera de puede exigir que lleguen las alejadas
ResponderEliminarAyudas?