Ayer me comí unas empanadas muy ricas, la señora que me las vendió tiene acento maracucho. Al frente de la casa de mi mamá abrieron una pizzería de propiedad y atención 100% maracucha. Una arepería que está en la “Zona Rosa” se llama “Maracuchos”. Pasé por un lugar en el centro al que iba entrando un amigo, ese lugar es una casa de apuestas deportivas y de carreras de caballos cuyos propietarios son de Maracaibo. Situaciones de este tipo llamaron mi atención porque las 4 las viví en menos de 24 horas, y atendiendo lo que veía, fue inevitable ponerme a pensar en muchas cosas más en las que quizá sin darme cuenta han ido cambiando, pero que en Maicao - La Guajira Colombiana, debido a su condición fronteriza de una u otra manera siempre hemos tenido ese contexto de convivir a través del tiempo en un sinnúmero de situaciones compartidas con Venezuela.
Recordé por ejemplo que el “TV Cable”, llegó a mi pueblo
mucho antes que al resto de Colombia, porque además de la televisión Colombiana,
se contrataban unos técnicos que hacían ver con nitidez las señales de canales
venezolanos para disfrutar y llorar con novelas como “Pasionaria” y “Cara sucia”,
programas de humor como “Bienvenidos” y “Radio Rochela”, veíamos un paralelo
entre “Jota Mario” y “Gilberto Correa” quien presentaba “Súper Sábado Sensacional”,
el Beisbol nos hacía reconocer a las “Águilas del Zulia” o “Los Leones de
Caracas”, y como niño, ¡por supuesto que me veía “El Club de Los Tigritos”!
Pasaban los 90´s y vi la coronación de Alicia Machado en Miss
Universo, me dejé crecer el pelo como los de Salserín mientras cantaba “De sol
a sol” con mucho swing, me vi “Cassandra” y “Mi gorda bella”; hasta que un buen
día, los canales se volcaron a difundir: “Hugo Rafael Chávez Frías”, llegaba a
la presidencia de la República, y con él un programa de Televisión llamado “Aló
Presidente”.
El Socialismo propuesto por Chávez trajo un rollo totalmente
diferente, dejó ver un pueblo Venezolano que si fuera por lo que se veía en
Televisión, jamás me hubiese dado cuenta que existía, la Venezuela de crecí viendo
me hacía pensar que ese país quedaba era como por “las Europas”, allá es que
dicen que “todo es perfecto”, y así se veía Venezuela, sin saber que la
programación Venezolana estaba era minuciosamente diseñada para mantener el
pueblo entretenido, sumiso, obeso y sin criterio alguno; con el nuevo
presidente se veía otra Venezuela, la del cimarrón, la del indígena, el
mestizo, el trabajador humilde, quienes sin saberlo eran la Venezuela
verdadera.
Las reparticiones de los altos dividendos que dejaba el petróleo,
pasó a otras dimensiones que vinculaban a más gente, no solo a los altos
funcionarios de PDVSA y la corruptela gobiernista. Se diseñaron campañas para
llegar a los barrios, veredas y pueblos más retirados a quienes se les había empobrecido
asistencialmente. Se hicieron viviendas, se les dieron medicinas, alfabetizaron
el pueblo, dieron empleo y despertó Venezuela en medio de un novedoso modelo político
y económico, “El Socialismo del Siglo XXI”.
En la mayoría del vecino país se vistieron “Rojo Rojitos”,
todo el mundo sonreía con las salidas de su presidente y le apoyaban
incondicionalmente, había un ambiente de optimismo, esperanza y cambio en el
que opinaba la gente del común, donde se visionaba una Venezuela próspera, positiva y modelo a seguir por el resto del
mundo, sin embargo por televisión también vi el golpe de estado en el 2002,
donde fugazmente sacaron a Chávez, quien al volver radicalizó muchas de sus
posiciones ideológicas; hubo muertos, desaparecidos, presos, exiliados,
desplazados y varias empresas a las que se les gritaba la popular frase de “Expropiese”,
pasando también por el cierre de medios de comunicación como RCTV, el cual vi
llorando mientras actrices y presentadores le decían al presidente con el
corazón en la mano que no lo cerrara.
A Colombia llegaron entonces primeramente esos Venezolanos
que ya no se hallaban cómodos en su país; Rudy Rodríguez y Coraima Torres
protagonizaron novelas colombianas, Ricardo Montaner presentando Realitys, y ni
que decir de Osvaldo Ríos que mientras Shakira estaba en auge, el ennoviado con
ella le cascaba a golpes, que aunque no me consta, lo escuche de “La Negra
Candela”, gran mujer que se dedica a hablar de farándula en Colombia y se
empezaba a dar esa fusión.
Si de mi país hablamos en el sentido que comento no es que
nos haya tocado fácil tampoco, nuestro modelo capitalista ha hecho en cierta
medida lo mismo que vivieron en aquella Venezuela, la manipulación mediática es
pan de cada día, se estrena una novela casi semanal, la televisión, prensa y
radio están atiborradas de publicidad que nos tienen la cabeza hueca, la
corrupción política se nos es tan indiferente que parece una telenovelas más, y
esa misma corrupción ha venido carcomiendo a Venezuela también, a tal punto que
la crisis que se percibe se demuestra en la migración que vemos llegar a
Colombia de Venezuela. El actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro es un
tipo de admirar, recibir un país colapsado para intentar sostener el legado de
Chávez es una tarea que debe ser bien difícil, y aunque tambaleando, ha hecho
respetar su puesto, pero que aterrizando a la realidad, la gente ya está mamada
de ver que los apartamentos y casas que les dieron son “cajitas de fósforo”, de
qué les sirve leer y escribir si no hay buenas historias para contar, para qué
los excelentes médicos importados de Cuba si no hay medicamentos, para qué
recuperar PDVSA si las dinámicas petroleras han cambiado y ya no le llega plata
al país, y aquellos bolívares fuertes que eran prácticamente paralelos en valor
con respecto al dólar, hoy están por el suelo.
Empezar hablando de empanadas y terminar hablando de
corrupción, lo expreso de la manera más respetuosa. Me nació porque si bien
comente varias cosas que han llegado de Venezuela a Colombia, debo también
comentar que se deben establecer alertas ante otras situaciones que se están
presentando; los hogares Colombianos reciben cada vez más empleadas domésticas
que vienen de Venezuela, el rebusque popular en las calles fronterizas vemos
todo lo que está escaseando en Venezuela, escuché por ejemplo, que prostitutas
Colombianas están “arrechísimas” (en el sentido Venezolano y Santadereano),
porque la llegada de las despampanantes mujeres maracuchas les están restando
sus clientes porque les cobran súper barato. Nombrando lo anterior porque
también se están generando células de inseguridad, violencia y por mencionar
otro ejemplo, en el pasado los carros lujosos de Maracaibo eran robados por
Colombianos y venían a venderse en Colombia, hoy sucede al revés. Comento esto porque
en un periódico regional, vi una primera página de un hombre golpeado casi
muerto que había sido linchado porque fue sorprendido robándose un carro,
mientras el hombre intentaba defenderse resaltaba el "vergación" y el
"chamo", es decir, el man es maracucho; escuché de un intento de
homicidio por parte de unos sicarios motorizados, donde la victima sobrevivió
para contar que mientras se escapaba, el parrillero disparando gritaba “moríte
mardito”… en este sentido, mis palabras las propongo para decir que Colombia y
el pueblo donde vivo tenemos las puertas abiertas, así como en el pasado nos
vimos sus novelas hoy les apoyamos en sus dilemas; es Maicao un lugar que acoge
migrantes del mundo entero, y como le escuché a un comerciante una vez: “En
Maicao usted sale a vender una loca preñá y le encargan 2 más, aquí el que no
come es porque no trabaja…”, ejemplo claro de lo noble que caracteriza el aire
que aquí se respira, pero a lo cual si tenía que manifestar mis preocupaciones,
porque en medio de diversos planteamientos, es notorio que hay que asumir desde
ya esta situación como algo urgente a tratar, se requiere de organización de la
casa para mitigar impactos que quebranten más ambas sociedades.
Decirles a ustedes Venezolanos que disculpen a Colombia
también, porque realmente no sabe lo que hace. Los estamos saturando de novelas
de narcotraficantes, prostitutas y paramilitares. Nuestros noticieros hablan de
una paz que nadie entiende. Nos estamos turisteando todo su país aprovechándonos
de la devaluación de su moneda, nos comemos lo que a ustedes le escasea, la
Miss Universo hoy es Colombiana y para rematar nuestro gobierno es un
arrodillado de a Obama, el que los señala a ustedes como una amenaza. Ante esto
le digo a ambas sociedades colapsadas: Lo que se sufre de un lado, se sufre
igual en diferente contexto del otro lado, y el mañana depende es de las
acciones que como pueblo unido manifestemos. Capitalismo y Socialismo han
demostrado ser la misma sucia basura, de la cual ni siquiera se puede rescatar
algo para reciclaje, sin ningún problema los Colombianos podremos aprender a
decir “Vergación mi pana” a la vez que los Venezolanos podrán aprender a decir "Entonces primo hermano" o como en las novelas “Quiubo
pues parcero”, comeremos arepas o empanadas por igual, pero en medio de esto entender que un nuevo modelo político y económico
está tejiéndose si sembramos en el corazón y la conciencia a generaciones
venideras responsablemente valores de respeto, amor y tolerancia entre las
diversidades, para que de a poco nos podamos limpiar de la putrefacta corrupción
actual, que sin duda alguna es la que nos tiene jodidos.
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