Por ALIX LÓPEZ Enviada Especial Fotos José Iguarán Maicao, La Guajira
En la calle ‘Vietnam’ de Maicao quedan algunos vestigios de lo que fue la época de oro del comercio de este municipio fronterizo.
El comerciante libanés Omar Mohamed Dabaja la recorre de una esquina a otra, y repasa los nombres de los almacenes que a finales de los 90 eran invadidos por miles de compradores colombianos y venezolanos.
‘Comercial Bayan’, ‘Salma’, ‘Panamá’, ‘Russo’, ‘Silvania’... dice en su enredado lenguaje, entre árabe y español, mientras observa los locales sellados y abandonados.
“Aquí la competencia era dura, de ahí el nombre de Vietnam”, explica. Frente a su almacén de ropa, uno de los cuatro que no cerró pese a la quiebra declarada del sector, cuatro jóvenes alistan dos mesas y ocho sillas plásticas que instalan sobre la vía para ofrecer almuerzos.
“Ya ni comida se logra vender, aquí todo se acabó, añade.
Mohamed camina lento, se pasa las manos sobre su encanecido cabello y regresa a su local, por el que hace siete años pagaba 1.500.000 pesos de arriendo, y que hoy escasamente llega a los 150.000 pesos.
Tres cuadras arriba de la calle ‘Vietnam’, en las calles 11 y 12 con carrera 12, el panorama es diferente: las vías están invadidas por chazas que ofrecen sábanas, sobrecamas, ropa y calzado, en su mayoría de fabricación nacional.
“A la orden pues mi señora, bien pueda”, invita uno de los vendedores con un marcado e inconfundible acento paisa.
Al fondo un viejo altoparlante deja escuchar un corrido que canta Giovanny Ayala, el artista de moda entre los amantes del melancólico ritmo.
Qué caro estoy pagando el haber traicionado el amor que me dabas por una locura estúpido fui. ella fue una aventura tan solo un pasatiempo. Con arrepentimiento sincero hoy vengo a pedirte perdón de rodillas te pido, te ruego te digo que regreses conmigo...
El acento y la música que se escucha en este sector de Maicao, marcan la nueva tendencia del actual comercio de la ciudad:
El dominio paisa que desplazó a los tradicionales árabes y a unos cuantos guajiros que se atrevieron a competirles.
A medida que avanzan, los compradores encuentran en los alrededores del parque Simón Bolívar una miscelánea de ventas también controlada por los paisas.
Según Chady Saab, director de la Cámara de Comercio de Maicao, esta ‘ola’ antioqueña empezó a tomarse la ciudad hace unos siete años.
“Después de 2001, cuando el Gobierno prohibió las importaciones de textiles y confecciones por Portete, los árabes que manejaban el ciento por ciento de ambos sectores, empezaron a marcharse”, señala Saab.
El espacio que dejaron vacante libaneses, sirios y palestinos o los ‘turcos’, como se les conoce popularmente, fue ocupado por la avalancha de comerciantes venidos de tierras antioqueñas.
“Los paisas tienen un valor agregado, además de excelentes comerciantes son más atentos con el cliente. Los que estaban se durmieron sobre sus laureles porque no pensaron que el panorama les podía cambiar”, añade el dirigente gremial.
William Córdoba, inversionista antioqueño que hace cinco años llegó a Maicao, dice que la colonia paisa de comerciantes está compuesta por unas 200 personas.
“Es que aquí hay son individualistas para trabajar. En cambio el paisa es más solidario, porque sabe que en grupo le puede ir mejor”, sostiene Córdoba, uno de los directivos de la Asociación de Importadores, Productores y Comercializadores de Textiles --Asumatex-- gremio del que hacen parte otros 89 afiliados.
Para Córdoba, si bien la región es muy rica, las condiciones no son favorables para seguir invirtiendo.
Eso lo dice porque pueden pasar más de 16 horas sin luz y la factura de cobro es cada día más cara. De ahí que la planta eléctrica sea un artículo de primera necesidad, sobre todo en el centro donde se aglutina la actividad comercial.
Además, el pésimo servicio de agua que además de escasa es cara, al igual que la recolección de aseo.
“Es la desigualdad de la Costa frente al resto del país, como lo ha analizado el ex alcalde de Medellín Sergio Fajardo”, añade.
Coincide con Geassan Maná, presidente de la Asociación de Importadores, Productores y Comercializadores de Textiles e Insumos del Régimen Aduanero Especial de Maicao, Uribia y Manaure --Asumatex-- en que una de las salidas a la crisis es habilitar el puerto de Portete para la introducción de textiles y manufacturas.
“Siempre hemos tenido la oposición de los gremios nacionales que dicen que Maicao es el principal promotor de contrabando y por eso se desestabiliza la industria colombiana. Ya tenemos doce años que no nos permiten ingresar ni una camisa y la industria nacional sigue igual. No nos pueden tildar como un efecto de la problemática”, asegura Geassan.
A nivel general, la inversión paisa es bien vista por diferentes sectores, porque consideran que ese gran movimiento comercial los ayuda a mejorar el panorama.
“Donde Maicao mejore, recuperaríamos a los 3 millones de compradores del Estado de Zulia, porque si vivimos aquí, tenemos que organizarnos”, dice Córdoba.
Muy cerca del almacén donde se reúnen los tres comerciantes, la voz de Giovanny Ayala sigue retumbando.
¡De rodillas te pido...!, parece ser el clamor de Maicao en medio de la crisis.
Por un Maicao mejor |
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