Este anciano curtido en le desierto y privado de la visión física, pero no de la visión espiritual, política, cultural y cosmogónica del Pueblo Wayuú, hizo conmover y llorar con sus canciones a muchas de las personas que asistieron a la Audiencia Final del Tribunal Permanente de los Pueblos, para pueblos indígenas en Colombia, realizada la semana pasada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Uriana cantó. Le canto a la vida, a su cultura, a su pueblo, a la mujer amada; en su voz no había más que un sentimiento de esperanza y valor que refleja la ardua lucha de los indígenas por su pervivencia y la grandeza y nobleza de los sabios, pero también en su canto expresó una profunda angustia marcada por un pasado hostil que les lacero su conciencia y sus principios ancestrales.
Actualidad Étnica recogió diversas percepciones sobre la connotación del TPP y su realización en la Sierra Nevada. Los wayuú de la Guajira reclaman la antigua paz de sus desiertos; una paz que hoy no reina porque, según ellos, el conflicto, las minerías y los grandes megaproyectos de infraestructura y turísticos acabaron con ella. En este sentido consideran que el Tribunal les permitió dar a conocer esa realidad y reflexionar con respecto a cómo frenar el avance de las multinacionales y megaproyectos.
Evelin Acosta, una joven wayuú, que le ha apostado, junto con su organización la Fuerza de Mujeres Wayuú, a visibilizar toda la problemática y la cultura wayuú considera que la Audiencia del TPP, “fue una experiencia significativa en el sentido que aquí se pudo exponer de una forma global la situación de cada uno de los pueblos indígenas de Colombia y tener la posibilidad de compartir experiencias, escuchar lo que estaba pasando, no sólo con un pueblo sino con todos. Creo que estaba puesta la esperanza en este espacio, en este proceso, estamos a la expectativa de mirar cosas positivas, aunque también puede haber represalias en contra nuestra”.
Este temor de los wayuú, surge de experiencias anteriores donde muchas liderezas y líderes han recibido amenazas y señalamientos por denunciar caso de violación de los derechos humanos a sus comunidades. “Lo que pasa es que a la gente no le gusta que se le diga cuando está obrando mal y cuando se dice en un espacio como este qué es lo que está sucediendo pues las organizaciones y comunidades que estamos allí afectados y que decimos y denunciamos lo que está pasando, de alguna forma tenemos un señalamiento en el territorio”.
Evelin valoró el trabajo que viene realizando su organización enfocando su accionar en la línea del derecho propio y los derechos humanos: “el proceso organizativo de la Fuerza de Mujeres Wayuú cada día nos sorprende más, en qué sentido; aunque es un proceso, una alianza de organizaciones y comunidades wayuú hay muchas organizaciones y comunidades que están apostando desde esa alianza a decir qué es lo que está pasando. Las mujeres han tenido la posibilidad de expresar y denunciar públicamente su situación y su problemática y la de sus comunidades; eso para nosotros ha sido un reto, pero sobre todo nos satisface porque son las mujeres mismas quienes están contando su situación”.
Según la Fuerza de Mujeres Wayuú la llegada de las multinacionales, transnacionales y megaproyectos a la Guajira fue la desgracia más grande para los wayuú, particularmente por el Cerrejón, complejo carbonífero; “cuando llego el Cerrejón, hace 25 años, comienza la desgracia más grande para nosotros… luego vino la militarización y el paramilitarismo que cometieron genocidios y masacres”. Todo esto lo han denunciado los wayuú y su propósito es que el mundo conozca la verdad.
Para los wayuú la injuria más grande es que los actores armados, particularmente los paramilitares, hayan involucrado a sus mujeres y niños en el conflicto; “esta infamia nunca se borrara de nuestra memoria histórica, siempre nos va a doler, porque rompieron un principio cultural sagrado para nosotros de no involucrar a la mujer ni a los niños en la guerra”.
Para los wayuú la mujer es el símbolo de la paz, de la vida, es todo, su código de honor les ha permitido mantener la mujer y los niños fuera de cualquier conflicto que se pueda presentar, pero los paramilitares que rompieron todas las reglas de convivencia y de la guerra (si es que una guerra tiene normas) también injuriaron este principio ancestral del pueblo wayuú.
Ante la impunidad de estos casos, y sobre todo el caso de la masacre de Bahía Portete, donde fueron asesinados 12 wayuú entre ellos varias mujeres y niños y 30 personas más fueron desaparecidas, la Fuerza de Mujeres y otras organizaciones del pueblo wayuú han emprendido una campaña de denuncia publica y visibilización de toda su situación: “hemos avanzado y llevado este proceso al plano internacional en espacios de Naciones Unidas para pueblos indígenas, en la Comisión Interamericana , en espacios que tienen que ver con derechos humanos”, afirmó Evelin.
Por su parte Uriana, cacique gobernador del resguardo wayuú Mayabangloma, considera que este proceso de denuncia y visibilización es algo grande y una forma de hacer frente a las transnacionales y ello megaproyectos. “Lo que hacemos para afrontar los megaproyectos y las multinacionales, para mi es algo grande, pues sus desarrollo causa graves efectos en nuestra comunidad; estamos afectados de el polvillo del carbón, estamos afectados del gaseoducto, también por el medio ambiente: por el Eólico (Parque Eólico Jepírachi, proyectado para producir energía eólica), nos quieren privatizar todo. Trabajamos mancomunadamente con todos los hermanos que ya formamos un equipo, sin embargo debemos mirar y analizar bien qué es lo que tenemos que hacer frente a estos megaproyectos que tanto daño nos hacen; nos ha desculturizado, ha habido desplazamiento de parte de las mineras, estas han traído muchas corrupciones también, eso ha afectado también a nuestras mujeres; eso ha traído prostitución, delincuencia, drogadicción…”
A Uriana le duele mucho que las personas desplazadas de su territorio, de su propio ámbito pierdan las costumbres indígenas tradicionales y sobre todo que también son una forma de subsistencia y producción económica, por ejemplo el pastoreo; “culturalmente siempre nos hemos mantenido en la altura, en la parte económica vivimos del pastoreo, es la única economía que entra en el departamento de la Guajira porque es un desértico”.
El anciano wayuú asegura que si bien su territorio es un desértico, “para nosotros es valioso, porque en él nos hemos fortalecido a través de nuestro pensamiento, de nuestras luchas. La resistencia de los wayuú ha sido grande; nos hemos convertido como la hierba que nace sobre nuestro departamento de la Guajira , que es la sábila. Esa sábila por más que la guinden florece arriba y así estamos nosotros los wayuú; nos dejaron el desierto para que muriéramos de hambre, pero nosotros supimos defendernos, supimos resistir frente a los flagelos que nos han traído las multinacionales, el conflicto y toda la invasión a nuestro territorio desde un principio”
Lamenta, Uriana, que en este proceso y ante la llegada de las transnacionales haya líderes que han sido cooptados por el gobierno o por las transnacionales: “hay líderes que son débiles, no nacieron con ese pensamiento de sentido de pertenencia, un sentido de querer amar a su organización, a su comunidad, a su cultura. Quienes se dejan comprar son líderes formados en mitad de camino… se crean algunos intereses en ellos y el gobierno lo aprovecha inmediatamente, pero más aquel líder que nació con ese pensamiento de defender sus derechos, de defender su territorio, lo defiende a capa y espada; esa es la manera de vencer al gobierno, con una lucha; que cada día la gente se motive en defender su territorio, en defender sus intereses y los de la comunidad. Es lo que hacemos quienes nacimos con ese pensamiento de defender nuestros derechos, nuestros territorios, nuestra cultura, nuestras tradiciones y costumbres y de defender también nuestra historia”.
El “gobierno busca debilitar las comunidades, con recursos”, sostuvo y planteo que ante esto se deba sumir una posición clara y una conciencia clara transparente “tener esa honestidad de defender su derechos, su territorio; de esa manera es difícil que caigamos en ese juego del gobierno”.
Uriana valoró el trabajo que vienen realizando muchos líderes de su región y autoridades indígenas de toda Colombia que se la juegan por la defensa de su territorio, sus derechos y su cultura; “gran mayoría son líderes muy importantes, que de verdad tienen claridad en todo lo que es la resistencia indígena”. Pero a su vez les recordó el compromiso de defender los derechos de sus comunidades y también defender a los jóvenes; “ellos son los más débiles, van a las universidades y por la necesidad de estudiar y de su estadía se dejan comprar y regalan toda la información, todos los conocimientos en las universidades por cambio de algunos recursos. Tenemos que buscar la manera de financiar el estudio de nuestros hijos y no depender del país, sino depender de lo propio; porque tenemos que tener algo para nosotros y para el sostenimiento y mantenimiento de nuestros hijos en las universidades”.
El anciano hizo énfasis en apoyar a los jóvenes; “para que sean los defensores de nosotros en el mañana”. Recomendó el diálogo con los niños; “hay que motivarlos en el trabajo para que ellos mantengan una posición, que no sean débiles; la debilidad es por los recursos, usted no puede acostumbrarse a esperar siempre lo que Dios nos mande… Tenemos que trabajar y fortalecer ese trabajo en equipo con los jóvenes, con las jovencitas, con los niños, incentivarlos; darles a conocer como vivíamos antes, cómo nos sostuvieron nuestros ancestros, cómo nos educaron ¡eso si fue una educación!, lo de ahora es una arandela.
“Los principios nuestros fueron basados en una educación propia autóctona, donde nosotros supimos mantener y sostener nuestra organización, preservar nuestra cultura y mantener también la tradición y la costumbre propia porque nosotros nos alimentábamos era con las comidas tradicionales, sembradas por nuestros abuelos. No teníamos que buscar la plata, porque nuestros padres nos sostenían en la primavera y en la segunda. Siempre se encontraban los cultivos y nuca nos faltó nada, con eso vivíamos nosotros, vivían nuestros hijos y nuestra familia; crecíamos sanos y fuertes porque eran comidas típicas, comidas sanas que no contenían ningún químico. Los niños aprendían directamente con su pensamiento sobre la naturaleza; eso fue lo que nos enseñaron nuestros abuelos y todavía lo sostenemos y lo mantenemos en altura”.
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