Por, Miguel Iván Ramírez Boscán
Red de Comunicaciones del Pueblo Wayuu
@MiguelWayuu
Dejando claro de una vez que
es para quienes si tienen conciencia, porque son los únicos a quienes cabe
analizar este escenario de batallas en las que les ha tocado verse en la
obligación de participar como guajiras y guajiros frente a lo que el Cerrejón
ha ido arrojando en el camino a través de lo que ellos consideran unos exitosos
32 años de historias, pero que al recorrer todo el complejo minero, desde su área
de explotación, pasando por el corredor ferroviario hasta llegar al puerto,
solo se escuchan protervas historias, porque incluso el wayuu y el guajiro que
habla bien de la explotación del carbón es parte de la mala anécdota por
contar, sin duda alguna hubo cambio oscuro de conciencia por dinero.
En este andar del territorio
escuchando sus gentes, viviendo como viven, durmiendo como duermen, comiendo lo
que comen y sintiendo los amargos momentos
de recuerdos indelebles frente a Cerrejón, he buscado trasladar mi mente
un poco más allá, teniendo en cuenta que los procesos indígenas me ha permitido
conocer otras realidades que sin sorpresa alguna, la realidad es la misma y
camina toda Latino américa con centenares de relatos repetitivos que narran cómo
los estados propician intervenciones mineras, las venden a multinacionales
extractivistas, las ofrecen al pueblo como el modelo de desarrollo, desplazan o
masacran comunidades, cooptan todas las fuentes hídricas, desaparecen especies endémicas de fauna y
flora, además de la tierra explotan a los trabajadores y corrompen los tejidos
sociales representados en la clase política; en su paralelo impacto se encuentra
el argumento indígena desde la Patagónia hasta Alaska, a todos los Pueblos Indígenas
nos parió la Madre Tierra, solo ella y el agua nos nutren de vida, creemos en
el sol, en la luna, las estrellas, los vientos, los árboles, las piedras, el
humo, las aves y el jaguar, lo cual además de sonar poéticamente bello, es
cierto, pero certera también la nefasta traición de la conciencia vendida de
muchos líderes que por la necesidad o codicia voraz, mandan egoístamente pal
carajo el ser, pensar, sentir, proceder y soñar heredado de Wounmainat –
Nuestra Madre Tierra, lo hacen en el mundo, en américa, en Colombia y por
supuesto en Territorio Wayuu, vemos quienes negocian a nombre de muchos que
desprevenidamente son quienes al final de la historia están padeciendo el hambre,
la sed y la muerte.
Esta década está escribiendo
una historia de “guerra” en la que como indígenas miembros de un sentir y
movimiento social, en el entendimiento de la colectividad se ha logrado librar
batallas pese a los vendidos: En el Departamento del Meta, el caso de Caño
Cristales estremeció toda la opinión colombiana por lo espectacular que es ver
correr el agua sobre centenares de colores, los cuales se prefirieron antes que
maquinaria perforando la tierra buscando oscuro petróleo, por otra parte en el Departamento
del Quindío, Salento y sus gigantes centinelas Palmas de Cera, emblemáticas y
declaradas como símbolo nacional, quisieron cambiar sus verdes colchones de montañas
por minería de oro y palmitas impresas en verdes billetes de cien mil, una vez más
comprando conciencias, pero que enérgicamente se sintió a nivel nacional el rotundo
rechazo ante estas pretensiones; caso diferente al vivido en La Guajira frente
a la lucha por la conservación de El Rio Ranchería y El Arroyo Bruno, defenderles
le ha tocado a La Guajira sola, siendo apenas un primer paso un fallo de tutela
donde La Tía Lorenza Pushaina le da una palmada al Cerrejón, ANLA y
Corpoguajira diciéndoles: “Aquí estamos, vivimos al pie del Arroyo Bruno,
estamos vivos al igual que él y a nosotros nadie nos consultó”; este fallo
salió de donde debía salir, del argumento y coraje de la comunidad misma, la
comunidad que no se vende y que se apoya en gente aliada que tampoco le pone
precio a sus conciencias y que hoy celebran librando una batalla.
Hoy vemos un reaccionario
Cerrejón, que por medio de un par de comunicados busca sustentar su farsa de
minería responsable diciendo textualmente: “Como
parte del proceso de aprobación, entre 2012 y 2013 el Ministerio del Interior,
entidad responsable de certificar las comunidades que potencialmente podrían ser
afectadas por el desarrollo de un proyecto, hizo dos visitas y luego de su
revisión exhaustiva certificó que Campo Herrera es la única comunidad objeto de
consulta previa. En consecuencia, dicho procedimiento se realizó entre agosto
de 2013 y mayo de 2014, y contó con el acompañamiento de la autoridades
correspondientes, entre ellas: Corpoguajira, Defensoría del Pueblo Regional
Guajira, Secretaría de Asuntos Indígenas Departamental de La Guajira y la
Municipal…” – La continuidad de este triste y vendido comunicado prefiero
lo lean por ustedes mismos si Cerrejón no lo borra. (http://www.cerrejon.com/site/sala-de-prensa/archivo-de-noticias/sentencia-del-tribunal-contencioso-administrativo.aspx)
Ante este comunicado si hay
que decir como dice la Tía Lorenza: “¿Bueno y nosotros qué, no estamos vivos?
No señor, mi conciencia no está en venta” – o como dice Adelayda Vangrieken: “¿Aja
y a quien le consultaron, a nosotros en que saco nos metieron, somos mierda o
qué es lo que somos? – esto se preguntan por el simple hecho de demostrar que
la tinta con la que cerrejón hoy escribe 32 años de historia, han sido los 32
años de las mentiras más grandes que se han escrito sobre nuestra historia, han
sido 32 años donde se dispararon índices de corrupción, son 32 años de falso
progreso, son 32 años de desplazamientos, son 32 años de ecocidios, son 32 años
de muerte; si Corpoguajira, Defensoría, Secretarías y Organizaciones han
avalado este tipo de procesos, no cabe nada más sino encajonarlos en parte del
ciclo de corrupción estimulado por la empresa, convirtiéndolos en cómplices de
esta “guerra sistemática y pasiva” que pretende someter La Guajira entera.
Totalmente cierto lo expuesto
en la tutela, apenas para lo que compete a la jurisprudencia argumentar, es lo
que en mi caso como persona del común, me asiste la responsabilidad de hacer,
opinar y actuar, lo que entre otras cosas más, hago a través de lo que escribo,
como en esta ocasión lo hago para plantearle a todas y todos los guajiros: ¿No
ha sido el agua algo que escasea a diario en nuestras casas y comunidades? - Si
la poca agua con la que se bañan, alimentan e hidratan proviene del Ranchería,
del Bruno, del Palomino; ¿Por qué no defenderles y protegerles? – Si esto no es
así yo “recojo mi cace”, pero si alguien lo niega es porque ya conoció los
billetes verdes que da Cerrejón, disfrazados en mejoras a colegios, en útiles escolares,
en fotos bonitas, en carros último modelo y en contratos que firman la muerte
de la dignidad.
Por un mes, y según lo ordena
el fallo de la tutela, Cerrejón suspendió intervenir el Arroyo Bruno, un mes de
afinar la lucha que debe continuar en torno a fortalecer la cultura, porque ha
sido el pilar que fundamenta el respeto por la Madre Tierra y el Agua; Hay que
seguir argumentando técnicamente lo que por nuestra historia viviente es
demostrable, Cerrejón no desvía arroyos, ¡LOS DESAPARECE!, y por último,
interiorizar cada vez más el mantener firme el espíritu, porque la lucha por el
Bruno sigue, porque el Agua es Nuestra, Nunca de las multinacionales que con
billetes asesinan conciencias.
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